Hablaremos sobre la maldad de las cinco ciudades bíblicas en tiempos de Abraham:
Se trata: Sedóm, Amorá, Adma, Tzvoim y Tzoar
Después de cumplir con la misión de informar a Sara del futuro nacimiento de Itzjak, el ángel Mijael dejó a sus dos compañeros y se volvió al Cielo.
Refael y Gabriel siguieron viaje hacia Sedóm Gabriel fue ordenado destruir Sodoma y sus pueblos vecinos, mientras que la misión de Refael era la de salvar a Lot de las ruinas.
¿Por qué razón HaShem decretó el aniquilamiento de Sedóm?
La Torá dice: "Mas los hombres de Sedóm eran malos y pecadores para HaShem, en demasía" (Bereshit 13:13). Lo mismo se refería a los pueblos vecinos a Sedóm - Amorá, Adma, Tzvoim y Azoar. Sedóm fue individualizada porque era la capital del distrito.
Los habitantes de estas ciudades eran asesinos y adúlteros, quienes se rebelaban a sabiendas contra HaShem. Sus actos eran similares a aquellos de la generación anterior al Diluvio.
¿Qué causó que los habitantes de Sedóm fueran corruptos?
La gente de Sedóm era la más rica del mundo pues la tierra de esa zona era extremadamente fértil. Más aún, poseía recursos naturales de oro, plata y piedras preciosas. Cuando un sodomita enviaba a su sirviente al patio trasero para arrancar una verdura, éste encontraba oro en la tierra. El resultado de la abundancia de la que gozaba la población de Sedóm no incrementaba su gratitud hacia HaShem - sino todo lo contrario - confiaban en sus riquezas y despreciaban la autoridad de HaShem.
Con el temor egoísta de que su riqueza sería reducida, no permitían el ingreso a extranjeros al país. Vigilaban sus posesiones tan celosamente que todos los árboles que crecían en los lugares públicos eran podados para quitar los frutos y que los pájaros no se beneficiaran de los mismos.
La constitución sodomita incluía las siguientes leyes:
1. Cualquier extranjero que se encuentre en el vecindario podrá ser despojado de su dinero y maltratado.
2. La obligación de un juez sodomita es la de asegurarse que todo viajero deje el país sin dinero.
3. Si alguien fuese encontrado entregando comida a un pobre o extranjero sería condenado a muerte.
4. Si alguien invitara a extraños a un casamiento sería castigado despojándole sus ropas del cuerpo.
Una vez Eliezer, el sirviente de Abraham pasó por Sedóm Mientras caminaba por las calles, fue atacado y golpeado hasta sangrar por un sodomita.
Eliezer fue directamente al juez para exigir justicia.
-¿Qué pasó?- preguntó el juez.
-Este hombre me hirió- se quejó Eliezer.
-Este es un caso bien definido. Páguele a este hombre por haberle extraído su sangre- decidió el juez.
Eliezer no dudo. Tomó una vara y golpeó al juez hasta que sangró. Luego le dijo al juez - Ahora usted me debe dinero a mí por haberle extraído su sangre. En lugar de pagármelo, págueselo al otro individuo directamente.
Cuando cayó la noche, los sodomitas invitaron a Eliezer a descansar en una cama para huéspedes. Los sodomitas tenían camas especiales para huéspedes. En medio de la noche, mientras el huésped dormía, venían con un cuchillo, si la altura del huésped era mas larga que la cama, le cortaban los pies y si era más corta que la cama, les estiraban las extremidades. -Aproveche nuestra oferta de alojarse en nuestras camas para huéspedes- le imploraron a Eliezer. Eliezer no aceptó.
-Lo siento, no puedo aceptar su invitación- contestó. -Desde que murió mi pobre madre prometí no volverme a acostar nunca más en ninguna cama.
Eliezer no había probado ningún bocado en todo el día porque se negaban a venderle comida. Ese día había un casamiento en Sedóm, Eliezer siguió a la multitud y se sentó al final de una mesa. La ley decía que quien invitara a un extranjero a un casamiento sería despojado de su vestimenta. La gente se dio cuenta de la presencia del extraño y le preguntó -¿Quién lo invitó a usted a este casamiento?
-El señor de allí- contestó Eliezer, señalando a su vecino. El vecino se escapó rápidamente, temeroso que le creyeran a Eliezer y de perder toda su vestimenta. Eliezer se cambiaba de lugar y cuando le preguntaban otra vez quien lo había invitado, señaló a su nuevo vecino. Repitió este juego hasta que todos a su alrededor abandonaron sus asientos y el lugar quedó desierto. Eliezer se sentó cómodamente y consumió la comida solo.
El pueblo de Sedóm tenían turnos para que pastara el ganado de todos los habitantes de la ciudad, conforme a una regla: -Quien poseyera un buey deberá vigilar los animales de todos por un día. Quien no tuviera ningún buey deberá vigilar los animales de todos durante dos días". Si un residente de Sedóm construyera una pila de ladrillos para marcar una señal en el camino, al poco tiempo se encontraría que todos desaparecieron porque cada uno del pueblo se había llevado uno hasta que no quedara ninguno. De la misma forma, si alguien desparramaba cebollas y ajo para secar, pronto no quedaba nada porque cada uno del pueblo se arrebataba "solamente" uno.
Una vez un hombre de Eilam salió de viaje. Salió con su burro y ató sobre su lomo una alfombra cara y colorida.
A la caída del sol, pasó por Sedóm y buscó alojamiento por esa noche, pero nadie lo hacía pasar.
Finalmente un hábil y malvado sodomita llamado Jedor se le acercó y le preguntó quien era.
-Vengo de Jevron y voy camino a mi casa en Eilam. Como el sol se puso, debo pasar la noche en esta ciudad, pero nadie me invita a pasar. Tengo comida para mí y mi burro. Lo único que necesito es un lugar para dormir.
-Venga a mi casa- dijo Jedor -Lo invito a comer también.
El huésped entró, le entregó a Jedor su alfombra de valor para que se la guardara y alimentó a su burro.
Al día siguiente, el huésped quería retirarse, pero Jedor le insistió para que se quedara otro día más. Aceptó, comió más comidas y se alojó allí otra noche más.
Al día siguiente, cuando expresó su deseo de partir, Jedor nuevamente insistió para que se quedara.
Al tercer día, el huésped insistió que debía partir.
-Entrégueme la alfombra y la soga para atarla al burro y déjeme partir- le dijo a Jedor.
-¿A qué se refiere?- preguntó Jedor.
-Me refiero a la alfombra colorida que le entregué para que guardara cuando llegué.
-Entonces ésta es la interpretación de su sueño- contestó Jedor. La soga a la que se refiere significa que vivirá una vida larga en la tierra, tan larga como la soga. La alfombra multicolor es el viñedo del cual será propietario y donde plantará todo tipo de árboles.
-Yo no estaba soñando cuando le entregué la soga y la alfombra- exclamó el huésped. -Estaba despierto.
-¿De qué se queja?- contestó Jedor. -¿Acaso no le dí una interpretación favorable? En realidad, me debe cuatro piezas de oro por mi brillante explicación, pero solo le pediré tres.
El hombre gritó y pataleó diciendo: -¡Vayamos al juez!
Se presentaron ante el juez sodomita y Jedor relató que su huésped había tenido un sueño mientras que el hombre alegaba que había estado despierto.
El juez dictaminó: Jedor es famoso en este pueblo por su gran habilidad para interpretar sueños.
-Pero yo le entregué la soga y la alfombra por el día- insistió el huésped.
-No es verdad- contradijo Jedor. Tú me debes cuatro piezas de oro por mi interpretación mas el precio total de las comidas que consumiste en mi casa. Cuando el huésped protestó, el juez ordenó expulsar al extraño. Todos los habitantes de Sedóm se congregaron, le gritaron y lo echaron de la ciudad mientras éste lloraba amargamente.
La hija de Lot, P-lotit estaba casada con un eminente sodomita. Una vez notó la presencia de un mendigo hambriento en las calles de la ciudad y tuvo lástima de él. Escondió algo de pan en un cántaro con el que solía ir a la fuente a buscar agua. Camino a la fuente, le entregaría la comida al mendigo en secreto. La gente de Sedóm preguntó -¿Cómo puede ser que este pobre aún permanece con vida? Alguien debe estar manteniéndolo. Vigilaron al mendigo y descubrieron que la hija de Lot le entregaba pan en secreto. La ley ordenaba que si alguien ayudaba con comida a un pobre fuera
quemado.
La joven gritó -Amo del Universo, mirá lo que me están por hacer y castiga al pueblo de Sedóm
Su llanto llegó hasta el Trono Celestial.
HaShem dijo -"Descenderé para juzgar sus actos. Merecen la destrucción por el crimen cometido contra la joven".
HaShem y un Beit Din de setenta y un ángeles descendieron para juzgar a la ciudad y la condenaron a la destrucción.
La caída de Sedóm no ocurrió de repente sin previo aviso. Veinticinco años antes de su aniquilación, HaShem provocó terremotos y temblores en la región a fin de despertar la teshuvá entre sus habitantes, pero ellos hicieron caso omiso a las advertencias Divinas.
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