domingo, 22 de noviembre de 2009

El judaísmo y las leyes sobre la guerra




La Guerra no exime la responsabilidad moral frente al asesinato, “Quien mata a un solo ser humano es como si matara a toda la humanidad” Talmud Sanedrín 37a.

Las éticas del pacifismo judío y la resistencia en la guerra se han convertido últimamente en un tema de intensa discusión. Sin embargo, la mayoría de estos debates se concentra alrededor de principios morales generales en los cuales el judaísmo tradicionalmente ha permitido un amplio espectro de opiniones. Uno correctamente puede argumentar que mucho de esto es un asunto de interpretación personal, y que la guerra bajo ciertas circunstancias es tan justificable en el judaísmo como una posición pacifista. La única pauta a la que el judaísmo clásico otorga una autoridad inequívoca es la Halajá, la ley judía, en donde afirmaciones ambiguas y decisiones judiciales morales pueden ser citadas.

La pregunta halájica principal involucrada en cualquier discusión acerca de la guerra se relaciona con la perdida de la vida humana. El judaísmo prohíbe matar en los mas enfáticos términos, considerando el asesinato como la peor transgresión posible, así la victima fuese un judío o un gentil. El asesino esta incluido entre aquellos que están condenados eternamente, como alude el pasaje bíblico: "El hombre que esta cargando con la sangre de alguna persona apresurara sus pasos a su propio sepulcro. "Nadie le ayudara" (Proverbios 28.17).

El Talmud llega aun mas lejos afirmando que la principal razón por la cual la historia de Adán esta incluida en la Torá es para enseñarnos que la humanidad comenzó con una sola vida y por lo tanto la pérdida incluso de tan solo una sola vida es equivalente a destruir al mundo entero. Leemos en la Mishná del Talmud Sanedrín 37a: “Dios creo a Adán para enseñarnos que quien salva a un solo ser humano salva al mundo entero, y quien mata a un solo ser humano es como si matara a toda la humanidad, el hecho de que Dios creara un solo hombre tiene por fin demostrarnos que todos los hombres son hermanos, y para que nadie pudiera decir a otro: mi padre era superior al tuyo. También lo hizo para que los paganos no pudieran decir que en el cielo hay varias divinidades.”

Por otro lado el Midrash Pesiktá Rabatí nos enseña que la prohibición de asesinar, gráficamente hablando, está enfrentada al mandamiento de la creencia en Dios, porque quien mata a otra persona es como si de alguna manera estaría disminuyendo la Presencia Divina sobre la tierra, pues en cada ser humano está la Imagen de Díos, ya que Díos hizo al hombre a Su imagen y semejanza.

El asesinato es uno de los tres pecados capitales los cuales no deben ser violados incluso para salvar la propia vida (siendo los otros dos restantes la idolatría y el incesto). Maimónides escribe que de los tres pecados capitales el asesinato es el peor ya que es un mal por el cual no se puede solicitar el perdón de la persona contra la cual se cometió la acción. Tan grande es el pecado de terminar con una vida inocente que se prohíbe inclusive matar a una persona aunque sea para salvar la vida de toda una comunidad.

Hay cuatro casos, sin embargo, en los cuales la Halajá permite dar muerte a una persona. Estos incluyen, la autodefensa, la defensa de una vida inocente, las penalidades impuesta por la corte y la guerra.  Aunque el judaísmo enseña que uno no debe matar a una persona inocente para salvar otra vida, esta regla no se aplica en el caso de autodefensa. Tan pronto como una persona ataca a otra, legalmente es considerado un agresor, y ya que no es más una persona "inocente" puede ser matado en nombre de la autodefensa. El Talmud, por ende nos enseña: "Si vienen a matarte, levántate y mátalos primero".

Así como la Halajá permite matar por autodefensa, también exige a la persona usar todos los métodos posibles para prevenir el asesinato de un inocente. El matar es el último recurso y solamente esta permitido cuando todos los demás medios han sido descartados por completo. Incluso entonces no es nada menos que un asesinato.

El tercer caso en que se permite quitar la vida humana es cuando se dictaminan penas de muerte prescritas por la Torá para que la corte las ejecute. Esto se limitaba a cortes designadas por el Sanedrín, la corte suprema y el poder legislativo del pueblo judío. Sin embargo el castigo capital fue abolido por las cortes judías en el año 30 de la era común y desde entonces ningún cuerpo religioso ha tenido el derecho de decidir sobre casos de vida o muerte. Aun cuando estaba en vigor, estas penalidades eran consideradas básicamente como un medio de disuadir al trasgresor en potencia.

En la práctica las mismas fueron difícilmente llevadas a cabo, De hecho el Talmud nos enseña que cualquier corte que aplicara la ley de muerte con una frecuencia de una vez en setenta años era considerada una corte sangrienta. Finalmente cuando e numero de transgresores incremento tan considerablemente que la pena de muerte se volvió inevitable, esta ley fue abolida por completo.

Otra factor que mitigó los casos de pena de muerte en le judaísmo fue la rigurosidad de las reglas de evidencia para los casos capitales, lo cual hacia virtualmente imposible para las cortes llegar a sentenciar a muerte a un individuo. Algunas autoridades talmúdicas estaban a favor de ser tan estrictos con estas reglas de evidencia que efectivamente abolirían la pena de muerte. Otro factor adicional era que estas penas no eran ejecutadas por verdugos profesionales, sino por el testigo principal en el caso, disuadiéndolo así de testificar a menos que la evidencia fuera tan abrumadora que demandara dicho castigo.

El ultimo caso en el cual matar esta permitido es en época de guerra. Sin embargo es sumamente importante distinguir entre guerra y defensa colectiva mutua. La opinión de la Halajá en cuanto a la defensa mutua es simplemente una extensión de aquella ue respecta a la defensa individual: así como un individuo puede matar a su agresor en un acto de autodefensa, así también los habitantes de una ciudad o nación puede matar a los integrantes de la fuerza agresora para salvaguardar sus propias vidas. Del mismo modo los habitantes de una tercera ciudad pueden pelear y matar a los miembros de la fuerza agresora para salvar a la población sitiada.

La guerra es algo totalmente diferente. En el caso de guerra los integrantes del ejercito enemigo son muertos incluso cuando no están activamente entablando el ataque mientras que en caso de autodefensa colectiva puede usarse tanta fuerza como sea necesaria para salvar vidas, la guerra envuelve violencia mucho mas allá de esta medida.

En caso de defensa colectiva n ose debe castigar al agresor luego de subyugarlo ni tampoco tomar represarías contra su persona, su familia y su propiedad. Ni tampoco usar formas de violencia innecesaria contra el, su territorio o comunidad. En la guerra, sin embargo, existen parámetros enteramente diferentes, un determinado grupo es el enemigo y cualquier clase de fuerza o violencia pueden ser usadas en contra de su grupo con el fin de dominarlo y obligarlo a rendirse.

El judaísmo clásico conoce dos tipos de guerras: miljemet reshut -guerras optativas- y miljemet joba -guerras obligados por los cielos. Sin embargo es importante notar que una de las autoridades halajicas mas distinguidas, Rabí Ezequiel Landau, escribe que actualmente no existen las condiciones que puedan permitir ninguna de estos dos tipos de guerra. Sin embargo estas categorías merecen un cuidadoso análisis.

La guerra obligada por los cielos, básicamente, incluye a los dos tipos de guerra prescriptos por la Torá, es decir la guerra contra Amalek y la guerra de la conquista, cuando los israelitas entraron en la tierra de Canaán. Ambas guerras fueron consideradas como obligaciones religiosos del pueblo judío y fueron enumeradas dentro de los seiscientos trece preceptos de la Torá.

Debido a la existencia de un precepto Divino según el cual se debe entablar la guerra, mucha gente ha concluido que el judaísmo enseña que guerra y venganza son virtudes y que guerras santas o religiosas son permitidas por la Torá. A primera vista esta opinión parece estar bien fundamentada, y de hecho ambos mandamientos aparentan ser naturaleza manifiestamente asesina. Con respecto a la guerra contra los habitantes cananitas la Torá establece: "Y cuando el Eterno tu Dios te los halla entregado ante ti y los hallas derrotado, los destruirás totalmente. No harás pacto alguno con ellos ni les concederás gracias" (Deuteronomio 7.2).

Similarmente con respecto a Amalek encontramos: "Pero cuando el Eterno tu Dios te haga descansar de todos tus enemigos en el país que te entrego por heredad, borraras la memoria de Amalek de debajo del cielo. No lo olvides," (Deuteronomio 25.19).
Esto preceptos, sin embargo, no son tan asesinos como pueden parecer a primera vista, ya que están mitigados por un tercer precepto: "Cuando te acerques a una ciudad para conquistarla primeramente le ofrecerás la paz. Si te respondieren aceptando la paz y abriendo sus portales, toda la gente que allí hallare será tributaria de ti y te servirá" (Deuteronomio 20:10,11). De acuerdo con la mayoría de las autoridades halajicas, este precepto incluso se aplica a la guerra contra Amalek y los cananitas, y por lo tanto, inclusive estos enemigos tienen la opción de buscar la paz y rendirse. Najmánides, basándose en numerosas fuentes bíblicas, enseña que de hecho estas naciones nunca fueron exterminadas.

La existencia de un precepto Divino no indica entablar la guerra da surgimiento a una enseñanza fundamental. En los casos de guerra donde hay vidas humanas en juego, el juicio humano por si solo carece de validez; la decisión con respeto a estas guerras debe estar basada sobre un precepto Divino. El hecho mismo que la Torá ordena dicha guerra manifiesta que las considera de tremenda importancia histórica al punto mismo de la supervivencia del pueblo judío y de toda la civilización (Deuteronomio 7:4). La misma Ley que nos ordena no matar, no herir a nuestro prójimo ni tomar represalias, es la misma que ordena estas guerras. Estos dos casos son las únicas excepciones a la regla que considera a la guerra como prohibida y pecaminosa y por lo tanto es absurdo afirma que la Torá promueve la guerra. Finalmente el concepto de guerra religiosa o santa ha estado en contra mismo de la esencia de las enseñanzas judías a través de toda nuestra historia.

La tercera categoría de guerra decretada por los cielos es la de autodefensa colectiva. Dicha guerra, sin embargo, es en realidad una guerra de autodefensa, tal como Rabí Yehuda Guershoni lo indica, y por lo tanto sus reglas siguen aquellas de la defensa individual.

La razón principal por lo cual la guerra de autodefensa es considerada como guerra permitida y obligada por los cielos y es porque puede ser entablada sin consultar al Sanedrín, como en el caso de guerras que envuelven a Amalek y a los cananitas. Es en este punto en el cual hallamos la principal diferencia entre la guerra permitida y la obligada por los cielos.

Una guerra permitida solo puede ser entablada tras ser aprobada por el Sanedrín, mientras que la otra fue ordenada por la Torá y no precisa de nuevas autoridades, ya que las mismas fueron decretadas anteriormente por Dios.

El Sanedrín era un cuerpo compuesto por setenta líderes religiosos cuya autoridad para interpretar y legislar leyes religiosas y morales, es prescripta por la Torá misma. En su autoridad de interprete era el equivalente religioso a nuestra Corte suprema cuyo interpretación de la constitución, no importa cuan forzosa sea, es legalmente la ley del país.

La autoridad legislativa del Sanedrín lo envestía del poder no solamente de legislar en todas las áreas del país sino que podía anular temporalmente cualquier ley religiosa o moral.

Era este poder decisivo que le permitía al Sanedrín -y solamente al Sanedrín - declarar la guerra donde fuese especificado ordenado por la Torá. La guerra es inherentemente prohibida por la Halajá. Por lo tanto podía ser entablada solamente cuando esta legislación era temporalmente suspendida por el Sanedrín.

Al declara la guerra, el Sanedrín debía abolir provisoriamente muchos preceptos incluyendo aquellos que prohibían asesinar, herir, y destruir propiedades.
Inclusive cuando la guerra es declarada la Torá exige que cada recurso y esfuerzo posibles sean utilizados para prevenir la perdida de vidas, incluso aquellas de los enemigos.

Primero, todo tipo de negociaciones la paz deben ser exploradas. Segundo, esta prohibido rodear por completo al enemigo, dejando de este modo la posibilidad de escape. De esta manera, cuando la guerra es permitida, al matar es solamente permitido cuando ninguna otra alternativa existe.

Ya que la decisión final con respecto a la persona recae exclusivamente sobre el Sanedrín, la autoridad religiosa y moral del pueblo judío, la autorización para entablar la guerra se apoyaba sobre la base de principios éticos y morales. Sin embargo, el Sanedrín ha cesado sus funciones y ningún cuerpo colectivo dentro del judaísmo posee la autoridad para condenar o permitir una guerra.

Todo esto sugiere que le esta prohibido a un judío lucha en cualquier guerra. La única excepción posible seria el caso de una obvia autodefensa colectiva. Un judío es por lo tanto un sujeto conciente o sea alguien a quien le esta prohibido luchar y matar sobre el fundamento de sus creencias religiosas.

Esto es comprobado por precedentes históricos. Los judíos son el único grupo en existencia, quienes permanecieron durante mil ochocientos años sin ningún tipo de fuerza armada, y durante gran parte de este periodo, la mayoría de sus miembros simplemente nunca portaron armas, La tradición pacifista del judaísmo fue manifestada incluso en los tiempos de persecución y pogromos, cuando el judío tradicionalmente se abstuvo de violencia incluso en casos de autodefensa.

Existen algunas supuestas autoridades quines afirman que uno tiene el deber de obedecer a la ley de residencia, incluso si se le exige luchar y matar. Generalmente este argumento esta basado en el edicto talmúdico "dina de maljuta dina" - la ley del gobierno es la ley. Sin embargo el contexto talmúdico de esta ley y la opinión mayoritaria de los comentadores indican que esta afirmación simplemente significa que las formas legales instituidas por el gobierno secular son reconocidas por la ley judía.

Además los legalistas talmúdicos son cuidadosos en señalar que no existe obligación de obedecer a la ley civil cuando esta de hecho se opone a la Halajá. Muy por el contrario el judaísmo nos exhorta a oponernos a cualquier edicto gubernamental el cual nos llevaría a violar cualquier determinación de la Halajá, sin importa cual trivial sea. Estamos exigidos a arriesgar nuestras vidas, si tal fuera el caso.

Esto es particularmente cierto, con respecto a matar o asesinar, incluso en caso de guerra, ya que la Halajá exige que uno entregue su vida antes de matar.

Hay un punto relacionado muy estrechamente con lo anterior, el cual requiere cuenta consideración. Si cualquier rabino pudiese decidir si una persona debe luchar por su país, entonces estaría dictaminado que puede resultar que otra persona se muerta. Y otro importante principio afirma "Ein danin dinei nefasto bazman a ze" -ninguna autoridad en el presente tiene derecho a juzgar uno caso donde la vida humana este involucrada. Como Rabí Yoel Teitelbaun escribe, alguien que emite una decisión que provoque la perdida de una sola vida humana es culpable de asesinato (Kuntres Al HaGeula V'al HaTemurah - Rabí Yoel de Satmar, n44 pag 85).

Algunos afirman que la previsión contra la perdida de la vida no se aplica en situaciones de guerra, ya que cada soldado en el campo de batalla esta de hecho peleando por autodefensa. Sin embargo, existe aquí involucrado otro concepto halájico. Una persona que tiene oportunidad de evitar una situación en la cual pude verse forzado a transgredir y no aprovecha dicha circunstancia, carga con toda la responsabilidad por sus acciones aunque en el momento se haya visto forzado a transgredir. Si uno pudiese haber evitado estar en el campo de batalla, el hecho de que su vida este en peligro no lo exime de su responsabilidad moral frente al asesinato.

Rab Berl Schtudiner

martes, 10 de noviembre de 2009

Había quienes dijeron - ¡Seamos como los egipcios!




Hay muchas tradiciones respecto de la naturaleza de la comunidad judía en el tiempo de la esclavitud de Egipto. El Faraón con toda su arrogancia dijo "Arrojen a los niños al Nilo, y el dios del Nilo decidirá quién vivirá y quién morirá"

El midrash describe cómo el pueblo había caído al "nivel 49 de impureza". Nuestro pueblo se había desviado del camino de sus antepasados, por muchos motivos, la constante opresión y la mala influencia del medio, estaban dentro de un mundo de idolatría.

Nuestros Sabios nos enseñan que incluso la circuncisión había sido abandonada y Moshé tuvo que forzarlos a hacerla antes del Éxodo.

"Y se levantó un nuevo rey": Los sabios comienzan este discurso con el siguiente pasaje: Ellos han traicionado a Dios pues hijos extraños han concebido… (Hoshéa 5, 7). Esto nos enseña que cuando Yosef murió, ellos abolieron el pacto de la circuncisión, diciendo:

“¡Seamos como los egipcios!” (Midrash Rabá - Éxodo 1:8).

Sin embargo, se nos dice que hubieron algunos aspectos de la tradición que quedaron intactos: los judíos mantuvieron una vestimenta distintiva, nombres distintivos y un lenguaje distintivo.

El libro Méshej Jojmá explicó que la conservación de estas tres prácticas estaban basadas en una tradición proveniente de Yaacob, quien había anticipado un deterioramiento en la vida judía debido al exilio. Yaacob enseñó a sus hijos que, pase lo que pase, ellos debían siempre cuidar tres costumbres identificatorias básicas, con la esperanza de que esto cortaría el proceso de asimilación. El midrash que es la fuente de esta enseñanza es un poco oscuro; un midrash más accesible nos enseña que los judíos fueron redimidos porque ellos no cambiaron sus nombres o lengua, ni hablaron lashón hará, o cometieron actos de inmoralidad sexual. La fuente que menciona la ropa en lugar de los dos últimos ítems puede ser encontrado en el midrash "Shojer Tov" y ésta es la versión que ha entrado en la conciencia de la comunidad judía.

Cuando nosotros consideramos estos tres ítems, es fascinante notar que Moshé mismo, el redentor, parecía ser deficiente específicamente en estas áreas. El nombre de Moshé: Moshé nació en una familia de la tribu de Leví. En ese tiempo había un decreto de que todos los hombres que nacieren debían ser tirados al río Nilo. Moshé fue encontrado por la hija del Faraón, flotando en una canasta. La hija del Faraón adoptó a Moshé y le puso este nombre.

"Y el niño creció, y ella lo trajo a la hija del Faraón, y fue para ella como un hijo; ella llamó su nombre Moshé, y dijo (explicó) 'pues de las aguas él fue sacado'" (2:10).

No le fue dado a Moshé un nombre judío, él fue llamado por una princesa egipcia. El nombre de Moshé, sin embargo, contiene un elemento que es mucho más insidioso que un simple nombre de origen no judío. El Talmud expone la siguiente pregunta respecto del nombre de Moshé:

Dónde está indicado (el nombre de) Moshé en la Torá? (Julín 139b).

Cuando la hija del Faraón le puso el nombre a Moshé, ¿qué es lo que ella estaba tratando de comunicar? Para entender la profundidad de su acción, primero debemos entender quién fue esta mujer, y, por esa razón quién su padre pensaba que era. En el libro de Iejezkel el siguiente pasaje aparece:

"Habla y comunícate, así dijo Dios: he aquí que yo estoy en tu contra, Faraón, rey de Egipto, el gran cocodrilo que está recostado en el medio de sus ríos, quien dice: mío es mi río (Nilo) y yo me hice a mí mismo" (Iejezkel 29:3).

El Faraón creía que él era el dios del Nilo. El decreto que decía que todos los niños judíos debían ser tirados al río Nilo se hace más significante con esta visión:

Cuando las parteras se negaron a matar a los niños, el Faraón sugirió que los niños sean tirados al agua en lugar de eso. ¿Por qué esto sería más atractivo que simplemente matarlos? Cuando apreciamos que el Faraón se declaró a sí mismo el dios del Nilo, en efecto, él estaba diciendo "arrojen a los niños al Nilo, y el dios del Nilo decidirá quién vivirá y quién morirá", como si las parteras no harían ningún acto de asesinato.

No sólo el Faraón pensaba que era el dios del Nilo sino que también llamó a su hija "Batiá" - Hija de Dios.

Y estos son los hijos de Batiá, hija del Faraón" (Divré Haiamim 1 4:18, también ver Kalá Rabatí 3:23, Vaikrá Rabá 1:3).

Esta fue la mujer que salvó, y le dio nombre a Moshé. Su padre fue "el dios del Nilo", ella fue la hija de "dios", y ella sacó un hijo del Nilo y lo llamó Moshé.

"Pues de las aguas él fue sacado" (2:10). - Cuando Batiá le puso el nombre a Moshé, quiso proclamar algo que tenía significado teológico e implicaciones políticas también. Ella estaba aclamando que el Nilo había dado a luz a su hijo. Por supuesto que ella sabía racionalmente que uno de los hebreos había, de hecho, dado a luz a Moshé, pero debemos recordar que el haber tirado los niños al río Nilo no fue visto como un acto de asesinato, sino como algún tipo de juzgamiento.

Moshé surgió del Nilo con vida, lo cual tiene un significado teológico para Batiá. Es por eso que él es declarado "hijo del Nilo". Ella estaba obviamente poniéndolo a él como el futuro Faraón, o por lo menos que tomase su lugar en el panteón de los dioses egipcios. El nombre de Moshé no fue meramente un nombre egipcio; fue puesto con una connotación idólatra.

Esta visión también nos da una gran apreciación de Moshé, porque ahora sabemos lo que habrá sido para él dejar el palacio y "buscar a sus hermanos". Cuando Moshé intercedió y mató al egipcio, él estaba, de hecho, rechazando toda la forma de vida que había sido dispuesta para él.

El acto heroico de Moshé - el cual tiene un antecedente espiritual en el comportamiento de su bisabuelo Leví - fue un acto de auto sacrificio por otro judío. Al matar al egipcio, Moshé perdió su rol en la sociedad egipcia; él no sería más visto como un dios, sino que sólo como un judío, y sus oportunidades de algún día ascender al trono desaparecieron.

Este auto sacrificio fue el primer paso hacia la asunción del liderazgo del pueblo judío, pero por supuesto, tal consideración era bastante extraña a Moshé. De cualquier manera, no podemos mirar por arriba la ironía del nombre de Moshé: el redentor de los judíos, quienes retuvieron sus distinciones en sus nombres, fue considerado un dios para los egipcios, y su nombre reflejaba este estatus y rol. Vestimenta: Cuando Moshé se escapó de Egipto, fue a Midián, donde fue identificado y descripto como un "ish mitzrí" - un hombre egipcio. ¿Qué tenía Moshé que lo hacía parecerse a un egipcio?

"¿Fue Moshé un egipcio? Más bien sus ropas eran egipcias, pero él era un hebreo" (Midrash Rabá 1:32).

El segundo factor que contribuyó a la liberación fue que tenían una vestimenta distintiva. Aquí también, Moshé fue deficiente. Lenguaje: los judíos también conservaron un lenguaje diferente, preservando el hebreo como su lengua madre a pesar de los largos años de exilio. Aquí también, las credenciales de Moshé parecían faltar.

La Torá nos dice que Moshé tenía dificultades para hablar:

"Yo no soy un hombre elocuente…., sino que soy lento (kaved) de habla, y lento de lengua" (4:10).

Más tarde, Moshé se describió a sí mismo como "arel sefatáim" (6:12,30) que literalmente significa "labios no circuncidados", refiriéndose a otra clase de impedimentos. Tomándolo literariamente, surge que Moshé no siente que él tiene el derecho de representar al pueblo de Israel porque su lengua estaba "no circuncidada": el habla de Moshé también era egipcia.

Si, verdaderamente, los judíos fueron salvados porque conservaron estas tres prácticas básicas de identificación, entonces, Moshé pareciera ser un improbable redentor. Por qué fue elegido Moshé? Como vimos por la respuesta de Moshé a la opresión de sus hermanos judíos, él ciertamente poseía cualidades para liderar. El modelo de liderazgo en la tradición judía no es el individuo que está predispuesto a subyugar a otros, sino que es el individuo que está predispuesto a sacrificarse por otros. Moshé, quien fue el hombre más modesto, fue el líder más fino y el maestro más apropiado que nuestro pueblo pudo tener. Aún más, a pesar de la educación de Moshé, él rechazó su rol en la sociedad egipcia, así como la cultura y la creencia egipcia. Esto está evidenciado por el hecho de que después de dejar Egipto, está escrito:

"Y Moshé fue el pastor del rebaño de su suegro" (3:1).

Esta cita, aparentemente inocente, dice mucho si recordamos la advertencia de Yosef a sus hermanos al llegar a Egipto: Ellos debían buscar una manera delicada de informarle al Faraón de su ocupación:

"Porque todo pastor es considerado abominación en Egipto" (46:34).

Moshé se había convertido en un pastor, la ocupación más detestable en el sistema de valores de Egipto. Precisamente, en ese momento Dios se le revela a Moshé por primera vez, en la zarza ardiente. El rechazo a la vida egipcia y sus valores fue lo que aparentemente permitió la Revelación Divina. Podemos comenzar a entender porqué Moshé merecía ser el líder: él poseía una integridad espiritual increíble. ¿De qué fuente es que Moshé tomó la fuerza de cambiar su vida? Qué inspiró a Moshé a comenzar una búsqueda espiritual, una odisea que lo transformaría de ser el heredero del trono egipcio a ser el luchador por la libertad de los esclavos privados de sus derechos, el pastor cuidadoso, el derrotador del imperio egipcio, el líder de los judíos y finalmente el que recibió en el Monte Sinaí la Torá y la transmitió cumpliendo así el destino de Abraham, Itzjak e Yaacob?

Podemos ver dentro de Moshé las cualidades de sus distinguidos antepasados. Moshé tenía el jésed de Abraham, la guevurá de Itzjak y el emet de Yaacob. Todo esto puede ser visto en la reacción de Moshé hacia el esclavo judío quien estaba siendo golpeado por un egipcio. Moshé sintió jésed hacia la víctima; Moshé mostró guevurá cuando puso a un lado sus consideraciones personales y se metió en el altercado. Y finalmente, Moshé mostró emet cuando inmediatamente discernió cuál de los dos lados tenía razón. Obviamente, los padres de Moshé hicieron un buen trabajo educándolo en el corto tiempo que tuvieron a su hijo en la casa, antes de entregarlo al palacio.

Moshé ciertamente ganó su puesto de líder, pero ¿por qué Dios eligió un judío educado en el palacio para que sea el líder? Evidentemente, para que el Éxodo tomase lugar, precisamente una persona como Moshé era necesaria. Hay una enseñanza poderosa sobre la naturaleza del Éxodo que debemos aprender: si Él hubiese decidido, seguramente Dios podía simplemente "queriéndolo" haber sacado a los judíos de Egipto. ¿Por qué tenía que pasar todo el proceso de las plagas y las negociaciones con el Faraón? El propósito de esto pareciera ser de doble faz: era necesario para ambos, los judíos y los egipcios.

Después de pasar tantos años en Egipto, las creencias de los egipcios podrían haber formado parte de la comunidad judía. Qué mejor manera de mostrar la ruptura del sistema de creencia egipcia que el haber revelado a uno de los "dioses" egipcios como un judío. Para los judíos, esto erradicaría cualquier creencia naciente de la mitología egipcia. Por supuesto, algunos de los judíos encontraron difícil rechazar totalmente estas influencias, así como podemos ver en el episodio del becerro de oro, pero para la mayoría de los judíos el mensaje estaba claro. Mientras que Moshé se vio a sí mismo como inapropiado para liderar a los judíos, Dios no encontró a otro mejor que él, específicamente por los atributos que Moshé enumeró como sus propios "defectos".

Por otro lado, el mensaje fue importante también para los egipcios; ellos también necesitaban saber que su religión era falsa. Quién mejor maestro que Moshé? En un momento él se vistió como ellos, habló como ellos y ellos estaban incluso preparados para idolatrarlo. Este tema de educar a los egipcios está articulado en la haftará (de Vaerá), donde está escrito que algún día todas las naciones del mundo reconocerán a Dios.

"Y todos los habitantes de Egipto sabrán que Yo soy Dios, porque ellos han sido un bastón para la casa de Israel…Y Yo dispersaré a Egipto entre las naciones, y los dispersaré entre los países; y ellos sabrán que Yo soy Dios" (Iejezkel 29:6, 30:26).

La redención de Egipto, que sirve como un prototipo de nuestra Redención final, tiene conceptos universales; no simplemente la salida de los judíos de esa tierra extraña, sino que una poderosa polémica en contra de la más grande civilización en el mundo en ese tiempo. Cada una de las plagas fue diseñada como un truco para convencer a los judíos, por un lado, y desmoralizar a los egipcios por el otro. Pero cuando la mitología egipcia se mostró como un sistema auto glorificante en quiebra, el pueblo egipcio tendría que haberse dado cuenta de la superioridad del pensamiento judío. Al final, los egipcios, aún convencidos de la fortaleza de su dios el Faraón, lo siguieron y entraron con él en el mar, hasta la muerte. Sorprendentemente, aún después de diez plagas, ellos todavía creían que tenían una posibilidad de ser victoriosos.

Sólo podemos imaginar a los líderes egipcios alentando al ejército, insistiendo que el poder del Dios de los judíos se limita a la tierra, mientras que el poder del Faraón sobre el mar es absoluto y la victoria es segura…Cuando la redención final llegue, no va a ser sólo de un interés judío. Será el evento más grandioso en las historia del mundo, que convencerá a todos los pueblos del mundo del error en sus caminos. El concepto judío de la Redención tiene su antecedente en la redención de Egipto. Moshé, el impredecible héroe, surge del mismo epicentro de la civilización que deberá ser rechazada: Como la gloriosa corona de la cultura egipcia, el rechazo de Moshé hacia la vida egipcia mostró mucho a todos los que lo conocían o supieron de él. A pesar de que Moshé mismo dudó en asumir el rol del redentor, su mismo rechazo hizo que sea una opción mucho más atractiva, especialmente cuando recordamos que un elemento crucial del Éxodo fue la eventual Revelación en el monte Sinaí:

"Y Él dijo: Ciertamente Yo estaré contigo; y esta será una señal para ti, que Yo te he enviado. Cuando tú saques al pueblo fuera de Egipto, deberás servir a Dios en esta montaña" (3:12).

Moshé es recordado para la posteridad no tanto como el redentor - su nombre es virtualmente ausente de la Hagadá de Pesaj que cuenta la salida de Egipto - sino que Moshé es conocido como "Rabeinu" - nuestro maestro. Seguramente, la redención fue política y geográfica; pero lo más importante, es que fue teológica y aquí es donde Moshé sobresale, como el más grande de los maestros en nuestra historia.

jueves, 5 de noviembre de 2009

¿Has venido a destruir mi mundo?




Rabí Shimón escribió el tratado de Zohar, además de homilías importantes sobre tratados legales, llamados Sifre y Mejilta. En la Mishná se lo nombra simplemente como “Rabí Shimón”. También su hijo el Rabí Eleazar ben Shimón fue también un gran erudito y cabalista.

Algo muy curioso es sobre el conocimiento de la redondez de la tierra ya estaba en su tratado del Zohar, estos temas como otros mucho mas importantes fueron escritos por Rabí Shimón Bar Yojai (En arameo: Rabán Shimón Bar Yojai) רבן שמעון בר יוחאי), o también nombrado por sus iniciales “Rashbi”, vivió en la época de los Tanaim, es decir la época de los estudiosos de la Mishná en la época que dominaron los romanos el Reino de Israel poco después de la destrucción del templo.

Según nos relata el Talmud, Rabí Shimón bar Yojai criticó la opresión del gobierno romano y se vio obligado a esconderse con su hijo durante  de trece años. Y Vivieron en una cueva en Pekiin  (en hebreo: פְּקִיעִין; ), es una localidad en el Galil al norte de Israel, en esta localidad nos enseña la tradición que junto a la boca de la cueva creció un algarrobo que cubría ocultando la entrada que además les servia de alimento y junto a el mismo brotaba un manantial de agua fresca, de ese modo mitigaban el hambre y la sed, ellos guardaban su ropa para protegerla del desgaste y se enterraban en la arena hasta el cuellos para no estar visiblemente desnudos mientras estudiaban Torá todo el día, sabemos que en el día del fallecimiento de Rabí Shimón hay una celebración.

El 18 de Iyar es Lag Baomer - el día 33 del Omer que abarca las siete semanas desde Pesaj a Shavuot. Dos ocasiones alegres se asocian con este día. Durante el período de Omer que nos apenamos por la muerte de 24.000 alumnos de Rabí Akivá que murieron en una plaga porque, según el Talmud nos informa, que a pesar de su elevación espiritual "Ellos quizás eran muy severos con los demás"; Lag Baomer es el día en que finaliza la plaga y sus alumnos dejan de morir. Lag Baomer también es el aniversario del fallecimiento del más grande discípulo de Rabí Akivá, Rabí Shimón Bar Yojai.

Cuando salieron de la cueva, habían estado tanto tiempo sumidos al estudio que se sorprendieron al descubrir gente arando y sembrando y dijeron: ¿Cómo puede la gente dejar de lado la vida eterna que es la Torá y ocupar sus días con la vida transitoria del material?

Tan intenso fue su arrebato que sus ardientes miradas los calcinaban, prontamente salio una voz del cielo que dijo: "¿Has venido a destruir mi mundo? ¡Vuelve otra vez a tu cueva!"

Pasaron trece años de estudio del Rabí Shimón  y su hijo, ese tiempo aumento su conocimiento y apreciación mucho mas la verdad de la Torá, pero también le enseñó a valorar los esfuerzos de otras personas que no pueden llegar a ese nivel y a partir de ese momento dondequiera que ellos iban, sus miradas curaban en lugar de destruir.

Los 4.000 años de historia de la educación judía ha conocido a muchos grandes estudiantes y diligente de la Torá, pero ninguno era el epítome de la devoción absoluta a la búsqueda de la verdad divina como Rabí Shimón. A lo largo de los escritos de nuestros sabios, su ejemplo se cita como el caso último de los "torato umanuto", uno de los sabios cuyo estudio de la Torá es su única vocación."

Rabí Shimón antes de su muerte (muchos años después de este evento y sin conexión con la peste), se refiere al día de su muerte como "el día de mi felicidad" y encargó a sus discípulos que se observan cada año como día de celebración gozosa.

Retornando a nuestro tema central sobre la redondez de la Tierra en el judaísmo ya había en esa época un conocimiento bastante importante al respecto, Rabí Shimón Bar Yojai en el siglo I en su tratado, del Zohar Vaikrá 10 nos enseña:

“…En el libro de Rabí Amnuna Saba (el anciano) se explica luego que todo el mundo habitado, es redondo como un globo (esfericidad de la Tierra), de modo que algunos están arriba y algunos están abajo, y las extrañas apariencias de ciertas razas se deben a la naturaleza del aire (adaptación de las personas al clima y al medio ambiente), pero viven tan largamente como otros hombres.

Además hay una parte del mundo en la que hay luz cuando en otra parte es oscuro, de modo que unos tienen noche cuando otros tienen día. También hay un lugar donde siempre es día y donde no hay noche, salvo por un tiempo muy corto. (Polos norte y sur)

Todo este informe .que se encuentra en los libros de los antiguas y en el Libro de Adán esta confirmado por la Escritura, que dice: "Te alabo, porque asombrosa y maravillosamente he sido formado; admirables son Tus obras"(Tehilim - Salmos 139, 14) y luego, "Oh Señor, cuan multiformes son tus obras"(Tehilim - Salmos  104:14).

Este secreto, de que hay siete tierras envolviendo una a otra, fue confiado a los maestros de la sabiduría a los kabalistas. Pero no lo conocen los geógrafos que marcan límites. De manera similar, el mar esta lleno de criaturas diferentes, pero en todos los puntos no hay gobernante fuera del hombre y Dios por encima de el…”

Rab Berl Schtudiner

miércoles, 4 de noviembre de 2009

No lo controles todo, deja que tus piernas vayan donde tienen que ir




Abraham nuestro patriarca encomendó a Eliezer su sirviente Eliezer una tarea difícil, el de encontrar una mujer adecuada para su hijo Itzjak, debemos tener en cuenta de que semejante misión dependía la continuidad del pueblo de Israel.

Eliezer cumplió su tarea eficientemente, meritoria fue la rapidez con que actuó. Eran muchos días de viaje y en un solo día llegó al destino. Es cierto que fue en forma milagrosa, ya que fue agilizado por la divina providencia, pero sólo después de mostrar su intención de desempeñar lo más rápido posible con su cometido, recibió la ayuda y el milagro Divino.

Abraham Abinu le había ordenado: "No tomes para mi hijo una mujer del pueblo de   Kenaan…, sino que a mi tierra y a mi parentela irás y tomarás una mujer para mi hijo" (Bereshit 24).

Eliezer tomó diez camellos cargados con regalos, se dirigió a Aram Naharaim, y pronunció la siguiente Tefilá (oración): "He aquí que yo estoy parado junto a la fuente de agua... Y será la joven a quien le diré que incline por favor su cántaro y beberé y ella me dirá: bebe y también a tus camellos darás de beber, a ella destinaste para tu siervo Izjak y en ella sabrá que hiciste merced con mi señor".

Antes de que Eliezer terminara con su Tefilá, apareció Ribka con su cántaro para recoger el agua de la fuente. Eliezer corrió a su encuentro y le pidió: "Dame de beber, por favor, un poco de agua de tu cántaro". Y ella le dijo: "También para tus camellos sacaré agua hasta que terminen de beber". Eliezer se sorprendió tanto ante esa actitud, que a pesar de que no sabía si realmente era de la familia de Abraham o no, tomó un aro y dos pulseras de oro que había traído y se las entregó. Sólo después le preguntó su nombre y Eliezer comprobó que realmente pertenecía a la familia de Abraham.

¿Por qué le dio los obsequios si quizás se trataba de una mujer extraña que podía no ser la futura esposa de Izjak? Rashí comenta: "Estaba seguro de su éxito por el mérito de Abraham y por haber visto que las aguas subían milagrosamente al encuentro de Ribka". Al margen de esta explicación, nuestros Sabios lo deducen de un término que se repite en esta Perashá en varias oportunidades: "Y corrió Eliezer a su encuentro"; "Y corrió (Ribka) para avisarle al padre".

¿Cuál es la importancia de la rapidez, que la Torá realza el término "Y corrió"? La respuesta la encontramos en el Midrash Rabá: "Dijo Rabí Levy que tres cosas no dependen de la persona: la vista, el oído y el olfato, ya que estos sentidos observan, escuchan y perciben respectivamente lo que se presenta ante ellos. Otras tres cosas, en cambio, dependen sólo de la persona: la boca, puede hablar conceptos de Torá o necedades; las manos, pueden ocuparse de preceptos o de pecados; y las piernas, que pueden transportar a la persona al Bet HaKneset  o Dios no lo permita a lugares vedados. El Midrash concluye con una frase sorprendente: "Si la persona tiene éxito, Dios convierte a los que están en su poder en que no estén en su poder".

En una palabra nuestros miembros no harán según la intención de nuestro ego, sino que serán herramientas de HaShem, los mismos perderán el control de la ambición humana para transformarse en parte de la carroza divina y al servicio de Creador.


El Rey David nos da la respuesta: "He meditado sobre mis caminos y he vuelto mis piernas a Tu Testimonio" (Tehilim 119). Explica el Midrash que el rey David le dijo a Hashem que todos los días pensaba ir a algún lugar determinado, pero sus piernas lo llevaban al Bet HaKneset  y a las casas de estudio). O sea que el Rey David santificó su cuerpo de una manera tal, que incluso cuando debía ir a otro lugar, sus piernas automáticamente lo llevaban a lugares de Torá.

De esta forma podemos comprender el comportamiento de Eliezer, en el párrafo podemos ver que sus piernas ya no dependían de él. "Y corrió el sirviente a su encuentro", el notó que sus piernas iban al encuentro de Ribka sin que él las dirigiera. Por eso no dudó en darle los obsequios sin preguntarle su nombre, por que no hacía falta, HaShem lo había encaminado a la joven adecuada.

La respuesta a esta acción depende del comportamiento individual. El que ve en su cuerpo a su propia persona pero se olvida de la existencia de su Neshama, pierde el valor espiritual que el propio cuerpo tiene y lo transforma en el instrumento que degrada su alma.

Pero aquel que sobrepone su alma al cuerpo y siente que él es realmente el alma, eleva y santifica la materia o sea su cuerpo. En el tratado Kidushim 30 el Talmud nos explica que HaShem dijo:

"Creé el Yetzer Hará, pero también cree la Torá que es su condimento".

Como vemos aquí no está escrito que la Torá es el remedio contra el instinto del mal, sino que es el condimento, como cuando alguien le agrega un condimento a la comida y le cambia el mal gusto, aliñándolo de tal modo que lo transforma en algo apto para ser consumido.

Así es la Torá, cuando la persona se comporta de acuerdo con ella su cuerpo se santifica y responde automáticamente en forma espiritual.

Ahora se aclara el porque de la primera frase:

“No lo controles todo, deja que tus piernas vayan donde tienen que ir”

Rab Berl Schtudiner

martes, 3 de noviembre de 2009

El supuesto pecado del Rey David





Muchas veces hemos escuchado a la gente murmurar sobre el supuesto pecado del Rey David, sus palabras se yerguen ante su bendita memoria sin piedad alguna, como si se tratase de un personaje profano.

En el prologo del libro del Zohar tenemos parte del tema sobre el supuesto pecado del Rey David con Bat Sheba, cuando en realidad quien estaba claramente en pecado era Uriah el Hitita.

Extrañamente es nombrado como Hitita y no como Israelita y para esto también hay una razón, para tener en cuenta que luego veremos mas adelante en otro capítulo del Zohar.

Muchas veces por ignorancia la gente acusa al Rey David de un pecado inexistente, y no punible por la ley, unos por inercia de haberlo escuchado tantas veces en bocas incompetentes y otros por que leyeron todo de un modo superficial y no repararon en las restantes fuentes del judaísmo.

Abrir un juicio apresurado sobre cualquier hombre es como someterlo a una salvaje calumnia, poniendo en peligro su vida y su memoria. Debemos ser precavidos es ingrato hablar de un piadoso Rey de Israel que su alma ya no esta entre nosotros, sino que mora en el cielo, sin antes apreciar todos los senderos.

Por lo tanto para corregir este error muy común, no de la gente cotidiana sino de genialidades con diploma que escriben ensayos teológicos como si relataran un partido de baloncesto.
 
Zohar prologo … [Rab Jamuna discurrió así: “No permitas que tu boca haga pecar a tu carne”. (Eclesiastés V, 5).Esto es una advertencia al hombre de no proferir con su boca palabras que puedan sugerir malos pensamientos y así causar el pecado del cuerpo sagrado en el cual se halla estampada la alianza sagrada. Pues aquel que hace esto es arrojado a la Guehena. El ángel que preside sobre la Guehena se llama Duma y bajo él hay decenas de miles de ángeles de destrucción. Él permanece a su puerta, pero a aquellos que han guardado cuidadosamente “el signo de la alianza santa” (circuncisión – hebreo: Brit Milá), él no tiene poder para tocarlos.
David después de su asunto con Uriah, estaba en gran temor. Duma entró en presencia del Santo, Bendito Sea, y dijo: Oh Señor del Universo, está escrito en la Torá: “Y el que cometiere adulterio con la mujer de otro, serán muertos irremisiblemente el adúltero como la adúltera” (Levítico XX, 10). Y también está escrito: “Y con la mujer de tu vecino” (Levítico XVIII, 20) .Y bien, David ha abusado del signo de la santa alianza; ¿qué ha de serle hecho?”
Dijo el Santo, Bendito Sea Su Nombre: “David es puro, y la alianza santa permanece intacta dado que en la creación del mundo Me fue revelado que Bat-Sheba le fue asignada”.
-“Si ante Ti fue revelado, no fue, en cambio, revelado a él”.
-“Y además, lo que fue hecho fue, legalmente, pues cada uno que sale a la guerra da antes una nota de divorcio a su esposa”.
-“Aún así, hubo de haber esperado tres meses, lo que no hizo”.
-“Esta regla sólo se aplica cuando hay un riesgo de que ella pueda estar embarazada. En este caso, sin embargo, Yo sé que Uriah nunca se allegó a ella, en testimonio de lo cual Mi nombre está sellado en el suyo, como a veces es llamado UriYaH y a veces UriYaHU , para mostrar que nunca tuvo contacto con ella.
-“Oh Señor del Universo, debo repetir mi ruego. Si a ti era manifiesto que Uriah nunca entró en ella, ¿fue ello manifiesto a David? Entonces él hubo de esperar tres meses. Además, si David sabía que él nunca llegó cerca de ella, ¿por qué, entonces, le envió una orden de regresar a casa y visitar a su esposa?, como está escrito: “Baja a tu casa y lava tus pies” (II Samuel XI, 8.)
-“Él ciertamente no lo sabía, y efectivamente esperó aún más que tres meses, es decir, cuatro meses, como se nos ha enseñado: el vigésimo quinto día de Nisán, David llamó al pueblo a las armas y el pueblo se reunió bajo Joab en el séptimo día de Sivan, cuando ellos fueron y golpearon a los amonitas. Ellos permanecieron allí los meses de Sivan, Tamuz, Ab y Elul, y en el vigésimo cuarto día de Elul ocurrió el incidente de Bat-Sheba y el día de Kipur el Santo, Bendito Sea, le perdonó ese pecado.
Según otro relato, en el séptimo día de Adar, David llamó al pueblo a las armas, y el pueblo se reunió en el decimocuarto día de Iyar, y en el decimoquinto día de Elul ocurrió el incidente de Bat-Sheba, y en el día de Kipur le fue otorgado el mensaje: “También el Señor ha dejado pasar tu pecado: no morirás” (II Samuel XII, 13), es decir, “no morirás a manos de Duma”. -“Oh Señor del Universo, aún tengo un argumento, y es que él mismo pronunció su condena diciendo: “¡Vive el Señor, que es digno de muerte el hombre que ha hecho esto!” (II Samuel XII, 5). Con esto él se condenó, y mi cargo contra él subsiste”.
-“No tienes poder sobre él dado que él me confesó y dijo: “He pecado contra el
Señor”, aunque no era culpable. “Y por su pecado en el asunto de Uriah, Yo prescribí para él una pena que él sufrió inmediatamente”.
Duma retornó entonces cabizbajo a su lugar. Con respecto a esto David dijo: “Si el Señor no me hubiese socorrido, en breve mi alma hubiera habitado en duma (“silencio”) Salmos XCIV, 17. Esto es, si el Señor no hubiese sido mi abogado, “en breve mi alma...”. Solamente por la minúscula distancia que hay entre mí y “el Poder Siniestro”, mi alma escapó de las garras de Duma. Por eso el hombre ha de estar en guardia para no dormirse y no deslizar una palabra imprudente, como David, pues no será capaz de alegar ante Duma “que fue un error” Eclesiastés V, 5, como David, que fue vindicado por el Santo, Bendito Sea su Nombre; “¿Por qué ha de enojarse Dios a causa de tu palabra, y destruir la obra de tus manos?” Eclesiastés V, 5, es decir la carne de la alianza santa (circuncisión) que el hombre (judío) ha manchado y que como castigo es arrojado en la Guehena por la mano de Duma.]…

Como se puede apreciar, el rey David se juzgo a si mismo antes que Dios lo juzgara, sintiéndose pecador a pesar de haber procedido según la ley, y a sabiendas que Bat Sheba le había sido otorgada incluso antes que el hubiera nacido, el reconocer esto con tanta rapidez fue la mejor la señal de su pronto arrepentimiento y nos enseña que el pecado de un piadoso puede ser reparable por causa de su honestidad en el arrepentimiento, su humildad y su gran capacidad para sobreponerse de la caída elevándose espiritualmente.
Zohar Parshat Noaj - […R. Simeón discurrió a continuación, comenzando con el versículo: “Pues yo conozco mis transgresiones, y mi pecado siempre está ante mí”. Salmos LI, 5 Dijo: Cuánto más debe un hombre estar en guardia contra el pecado ante el Santo, Bendito Sea, pues cada pecado que el hombre comete se registra en lo alto, y sólo es borrado por mucho arrepentimiento, como está dicho: “Pues aunque te laves con ácido y con mucho jabón, tu iniquidad se halla marcada ante mí” Jeremías II, 2. Pues cuando un hombre comete una vez un pecado ante Dios, el pecado deja una marca, y cuando repite ese mismo pecado la marca se hace más profunda. Después se vuelve una mancha de un lado al otro, como se expresa en las palabras: “Tu iniquidad se ha vuelto una mancha ante mí” Jeremías II, 22. Cuando David cometió su gran pecado tomando a Bat-Sheba, pensó que dejaría su marca para siempre, pero le llegó el mensaje: “El Señor también puso de lado tu pecado, para que no mueras” II Samuel 12,13.; es decir, la mancha fue eliminada. R. Abba formuló la siguiente pregunta a R. Simeón: Si se nos enseñó que Bat-Sheba estuvo destinada al rey David desde la creación, ¿Cómo es que el Santo, Bendito Sea, primero la dio a Uriah el Hitita? - R. Simeón contestó: Tal es el camino del Santo, Bendito Sea; aunque una mujer esté destinada a cierto hombre cierto hombre, El deja que ella primero sea la esposa de otro hombre, hasta que llega su tiempo. Tan pronto que este tiempo llega, el primero parte del mundo para dejar su camino al otro; el Santo, Bendito Sea, está poco dispuesto a apartarlo del mundo para hacer el camino para el otro antes de que su tiempo llega. Esta es la razón interna por la que Bat-Sheba fue primero dada a Uriah.
Ahora reflexiona y encontrarás la razón por la cual la Tierra Santa fue dada primero a Canaán antes de que llegara allí Israel. Observa, luego, que David, aunque confesó su pecado y se arrepintió, no pudo eliminar de su corazón y su espíritu el recuerdo de los pecados que había cometido, especialmente del concerniente a Bat-Sheba, y siempre tuvo aprensión de que uno de ellos pudiese ser un obstáculo para él en la hora de peligro. De ahí que nunca los apartó de sus pensamientos.
Según otra interpretación, las palabras: “Pues yo conozco mis transgresiones” indican su conocimiento de los diversos grados a que se han de referir los variados pecados de los hombres, mientras que las palabras: “Y mi pecado” se refieren al defecto de la Luna que no emergió de su impureza hasta el tiempo de Salomón, cuando la luz de ella se volvió plena una vez más, de modo que el mundo se tornase firmemente establecido e Israel moró seguro, como está escrito:
“Y Judá e Israel moraron en seguridad, cada hombre bajo su vida y bajo su higuera” I Reyes V, 5. Sin embargo como David dijo “Mi deficiencia siempre está ante mí” y ella no será eliminada del mundo hasta que llegue el Mesías, como está dicho: “Y haré que el espíritu impuro salga de la tierra” Zacarías XIII, 2 “…]

Urías no era un hombre virtuoso como veremos en esta parte del Zohar Mishpatim, no tenia siquiera un año de casado con Bat Sheba y como esta escrito en la Torá es obligatorio que el marido pase por lo menos el primer año con su esposa sin salir a la guerra.

Del mismo modo que cuando se tiene una viña nueva no se sale tampoco a la guerra sin haber disfrutado de ella, hemos visto y veremos que nunca Urías se allego a su mujer, su orientación y meta en la vida era su carrera, su prestigio como militar, que pasaba por encima de las mitsvot (decretos de la Torá).

Viendo esto el Rey David le dio la oportunidad de enmendar una falta grave que merecía la pena de muerte, enviándolo a la casa con su mujer, pero Uriah prefirió la trasgresión, quedándose junto a los soldados y pernoctando en la caballeriza haciendo caso omiso al mandato del Rey David y eso es otra trasgresión merecedora de la pena de muerte.

La ley de la Torá obliga a todo soldado que sale a la guerra a darle carta de divorcio a su mujer por anticipado, por si es muerto en la batalla y no hay testigos o rastros de su muerte o desaparición, como veremos mas adelante en el texto del Zohar Parshat Mishpatim.
Zohar Parshat Mishpatim – […Cuando Dios acerca a Sí un hombre, El lo acerca con su diestra, pero cuando El rechaza a un hombre lo hace con Su mano izquierda. Y aun cuando la mano izquierda empuja alejando, la derecha acerca, porque el Santo, Bendito Sea, no retrae Su tierna compasión de los pecadores. Observad cómo la Escritura dice
primero, “Y El avanzó en el camino de su corazón” e inmediatamente después dice: “Yo he visto sus caminos, y lo sanaré: lo conduciré también y le devolveré consuelos a él y a sus penitentes” Isaías LVII, 17, 18. Esto muestra que aun cuando los pecadores cometan pecados deliberadamente, obrando de acuerdo a los deseos de sus propios. corazones, y sin atender a las advertencias de otros, aun para tales está preparada la curación cuando se arrepienten y comienzan a andar por el camino de la justicia.
Y bien, este versículo retribuirá una consideración un poco más ceñida. La cuestión es: ¿Se refiere a los vivientes? o a los ¿muertos? Porque el comienzo y el fin parecen estar en conflicto entre sí, refiriéndose la primera parte a los vivientes y la segunda a los muertos. Pero podemos interpretar así. Mientras un hombre vive y anda “avanzando en el camino de su corazón, porque es fuerte en él la inclinación mala, haciéndole difícil arrepentirse y emprender una vida nueva, el Santo, al ver la vida malgastada del que anda por el mal camino, dice: “Yo debo darle fuerza. Veo sus caminos de oscuridad, y Yo debo abrir en su corazón un camino de arrepentimiento y traer curación a su alma”. Este es el sentido de “Yo te guiaré”, como uno que toma a alguien de la mano y lo guía afuera de la oscuridad. En cuanto a la segunda parte: “e imparto consuelos a él y a sus penitentes”, este lenguaje naturalmente se aplicaría a los muertos, y así lo hace, porque ¿un pecador no está muerto aunque esté con vida? El sentido de las palabras es, entonces, como sigue. Por la gracia de Dios, cuando un hombre tiene trece años, se designan para él dos ángeles, uno a su derecha y uno a su mano izquierda. Cuando anda en camino recto estos ángeles se regocijan con él y están alegres y gozosos adhieren a él proclamando ante él: “¡Honrad la imagen del Rey!”. Pero cuando se aparta de la senda de rectitud y anda en caminos torcidos, sus ángeles se afligen por él y se apartan de él. Por eso, cuando el Santo otorga al pecador gracia para arrepentirse y efectuar su retorno a la justicia, “El imparte arrepentimiento a él y consuelos a sus penitentes”, en el doble sentido de arrepentimiento y consuelo. Y et hombre vive verdadera y perfectamente, estando unido al Árbol de Vida. Y, estando unido al Árbol de Vida, se lo llama “un hombre de arrepentimiento”, porque se ha vuelto un miembro de la Comunidad de Israel, la que se designa con la palabra “Teshuva” (arrepentimiento, retorno), y los “pecadores arrepentidos pueden entrar aun donde no son admitidos los perfectamente justos”.
El Rey David dijo: “Contra Ti, contra Ti sólo he pecado, y he hecho lo malo delante de Tus ojos” Salmos LI, 6. La significación de esto es la siguiente. Es posible cometer pecados que son ofensas contra Dios y contra el hombre; uno también puede cometer pecados que son ofensas contra el hombre pero no contra el Santo; pero también hay pecados que se cometen solamente contra el Santo. El pecado de David fue de esta última especie. Pero, tal vez os inclinaréis a cuestionar esto diciendo: “¿Pero qué es de su pecado con Bat Sheba? ¿No pecó contra el marido de ella lo mismo que contra el Santo?” Para esta indagación hay una respuesta, y es ésta. Según la tradición, Uriah, como era costumbre entre los guerreros de Israel, dio a su mujer una orden de divorcio antes de salir a la batalla, y así David no pecó contra Uriah en el sentido de despojarlo de su mujer. Y por eso leemos: “Y consoló David a Bat Sheba, su mujer” II Samuel XII, 24, lo que es una prueba de que ella era considerada como la mujer legal de David, destinada para él desde el comienzo del tiempo, desde el día en que el mundo fue creado. Así fue su pecado una ofensa contra el Santo solamente. ¿Y en qué consistió la ofensa? No en que ordenó a Joab poner a Uriah en el frente de la batalla de modo que pudiese ser muerto porque David tenía un derecho a hacerlo, pues Uriah llamó a Joab “mi señor Joab” en presencia del Rey, lo que era una expresión de lesa majestad sino porque no lo mató entonces, dejando que lo matara la espada de los hijos de Amón II Samuel XII, 24. Pues en cada espada amonita había grabada una serpiente torcida, la imagen de un dragón, que era el dios de ellos. Dijo el Santo a David: “Has impartido fuerza a esta abominación”; porque cuando los hijos de Amón mataron a Uriah y a muchos otros israelitas, y la espada de Amón prevaleció, fue como si el dios pagano hubiese prevalecido contra el Dios de Israel. Y el título “Hitita” no muestra que Uriah no fue virtuoso: solamente se lo llamó así según el lugar de donde había venido, como Jefté fue llamado “el Guileadita” Jueces XI, 1, porque era de Guilead. Así el poder de la abominación prevaleció contra el campamento de Dios, y, siendo los ejércitos de David en la imagen de los ejércitos superiores, cuando él trajo una mancha sobre los ejércitos de abajo hizo que tuvieran un estigma también los ejércitos de arriba. Este fue su pecado, y por eso dijo: “Contra Tí solamente he pecado, y hecho mal a tus ojos”; “a tus ojos” literalmente, que es como decir que David era consciente de que había pecado contra los omnipresentes y omnipenetrantes ojos de Dios. “Para que tú puedas ser justificado en tus palabras, y ser claro en tus juicios” Jueces XI, 1, y así no tenga yo ninguna causa para decir que tú estás equivocado y que yo estoy en lo justo. El sentido de estas palabras es el siguiente. Sabemos que cada hombre emplea naturalmente el lenguaje de su ocupación. Sabemos que David había sido bufón de rey, y, así, aun en triste desdicha y tribulación, cuando se encontraba ante el Rey, volvía directamente a sus mofas y bromas para entretenerlo. Dijo: “Señor del mundo, he dicho, pruébame, oh Señor, y sométeme a prueba” Salmos XXVI, 2, y Tú declaraste que yo no sería capaz de resistir la tentación. Por eso ahora ha pecado a fin de que puedas estar justificado en Tus palabras, porque de no haber hecho yo así, mi afirmación se habría mostrado como verdadera y Tu aserción, refutada. También se nos enseñó que David no fue descarriado por sus pasiones cuando cometió ese pecado con Bat Sheba; porque él dijo de sí: “mi corazón está herido dentro de mi” Salmos CIX, 22, y con esto quiso decir: “En mi corazón hay dos cámaras. Una contiene sangre y la otra espíritu; la que está llena con sangre es la sede de la mala inclinación, pero mi corazón está vacío de esa inclinación, porque yo no le permito alojarse allí”. ¿Por qué, entonces, cometió David ese pecado? Para dar a los pecadores una escapatoria que les permitiera decir: “El Rey David pecó, pero cuando se arrepintió, el Santo lo perdonó; y si él fue perdonado, hay una esperanza todavía mayor de que gente común como nosotros reciba perdón”. Esto es lo que significó David, al decir: “Yo enseñaré a los transgresores Tus caminos, y los pecadores retornarán a Ti” Salmos II, 14. También está escrito de David que él “subió la cuesta del monte de los Olivos, y subía llorando, cubierta la cabeza y andando descalzo” II Samuel XV, 30. Lo hizo para mostrar que se consideraba excomulgado, para recibir su castigo, y el pueblo se apartó de él una distancia de cuatro codos. Bienaventurado es el servidor que así adora a su Amo, confesando su pecado y volviendo a El con perfecto arrepentimiento…]


Abrir un juicio apresurado sobre cualquier hombre es someterlo a una salvaje calumnia, ridiculizándolo exponiendo peligrosamente el trayecto de su vida y mucho mas ingrato es hablar de un piadoso Rey de Israel que su alma ya no esta entre nosotros, sino que mora en el cielo.

Por tal motivo es importante el estudio a conciencia de estos temas y no apresurarse a omitir opiniones, que nos yerguen como implacables jueces de nuestro prójimo. No confiemos en nuestro juicio y dudemos de nosotros mismos por que es posible que en algo no hayamos reparado o examinado.

Rab Berl Schtudiner