Antes del Mabul (diluvio), Noaj (Noé) había estado al servicio de Hashem (D-s). Cuando salió del arca, sintió que tenía la responsabilidad de cultivar nuevamente la tierra devastada y se volvió un labrador dedicado. Este cambio de actividad fue el primer paso hacia la degradación que finalizó en desgracia y maldición para su descendencia.
Noaj había llevado ramas de parra al arca, y decidió empezar a cultivar nuevamente la tierra plantando un viñedo.
Se equivocó en su elección, ya que en primer término debió haber plantado trigo, o algún otro grano vital, para la supervivencia de la humanidad.