A 81 AÑOS DE LA SEMANA TRÁGICA
Rab Berl Schtudiner
1 de julio 2000
Pasaron muchos años apenas algunos se acuerdan del Holocausto y la noche de los cristales rotos, pero en Alemania ocurre dos décadas después de un pogromo contra la comunidad judía en plena ciudad de Buenos Aires, me transportare a una época que todavía nadie llevaba una esvástica como brazalete.
Las naciones se callan y tienen mala memoria cuando mueren
judíos y la neblina del tiempo u otras tragedias, cubrirán los
olvidos de la historia.
Ciudad de Buenos Aires, Avenida
Corrientes y Paso, policías y bomberos, en el Pogrom Sudamericano.
Buenos Aires, República Argentina a la
vanguardia en la xenofobia, desde los albores del siglo pasado, mucho
antes que los Nazis, quizás la comunidad judía de Argentina perdió
la memoria de lo que sucedió en 1919, esos acontecimientos fueron
tan crueles como los cosacos, o como los nazis.
Hoy como ayer lamentamos las perdidas
de vidas, pero las protestas de nuestras comunidades son solo
caricias para los asesinos, las naciones se callan cuando mueren
judíos y la neblina del tiempo u otra tragedia, cubrirán a los
olvidos de la historia.
Un aspecto poco conocido de la Semana
Trágica de enero de 1919 fue la persecución Antisemita
"supuestamente" organizada por el Comité de la Capital de
la Unión Cívica Radical, durante el gobierno del presidente
Hipólito Yrigoyen. Se trata de un tema tabú en nuestra historia,
como tantos otros.
También se destaca la personalidad del
dirigente yrigoyenista Francisco Beiró, que se enfrentó con sus
propios compañeros políticos y con las fuerzas racistas, en defensa
de los judíos agredidos.
Buenos Aires Argentina Barrio de Once |
Pablo R. Fihman investigó durante
largos años la cuestión y reunió valiosa documentación que
entregó a la Fundación Juan B. Justo. Al cumplirse ochenta años de
aquellos dramáticos sucesos resulta de gran interés histórico
dejar constancia de una investigación ignorada hasta ahora.
Una tarde de agosto de 1997, Pablo R.
Fihman se acercó a las oficinas de la Fundación Juan B. Justo y
entregó el resultado de una extensa investigación que le llevó
varios años de trabajo. Contenía documentos, informaciones
periodísticas, fichas con apuntes sobre obras dedicadas a la Semana
Trágica de 1919 y una breve versión novelada -sobre base documental
-, que llevaba como título El grito olvidado, sobre la persecución
antisemita y el establecimiento de un Pogrom (1), en los barrios de
Once y Villa Crespo, en pleno Buenos Aires, poco después de terminar
el levantamiento obrero que conmovió a todos los argentinos y países
limítrofes, en tiempos del presidente Hipólito Yrigoyen.
Fihman se mostraba un tanto desanimado
porque no había logrado interesar al periodismo, a los políticos y
"a las autoridades de la comunidad judía", a propósito de
su ardua y amplia investigación. No se trata de un historiador
profesional ni de un periodista. Es un judío que desde pequeño
había escuchado en boca de sus familiares, relatos conmovedores
sobre las vejaciones y discriminación sufridas por los judíos
porteños en enero de 1919.
Debo confesar que, aunque conocía los
trabajos clásicos sobre la Semana Trágica y las distintas versiones
sobre ataques a la comunidad judía porteña en aquel año decisivo
para la lucha social, nunca imaginé que la "discriminación"
o el invento policial de un ficticio "soviet argentino"
falsamente dirigido por el judío bundista Pedro (Pinie) Wald, había
llegado mucho más allá de lo que habían relatado los historiadores
que se dedicaron al tema, incluidos los de izquierda. Aterrados por
la situación internacional, ya que en 1917 se había producido la
Revolución Rusa que llevó al poder a los comunistas dirigidos por
V. I. Lenin y León Trotsky, conmovidos por la prédica anarquista y
por las maquinaciones golpistas conservadoras contra Yrigoyen, que
querían derrocarlo aprovechando el caos que reinó durante varios
días, grupos radicales -un partido político de tradición
indiscutiblemente democrática - apeló aparentemente a un Pogrom
antisemita como parte de una respuesta contra la huelga obrera. El
informe Fihman resulta impactante.
Himno Nacional Argentino en español y también traducido al Yiddish. |
El embajador francés comunicó a su
Ministerio que la policía masacró de una manera salvaje todo lo que
era o pasaba por "ruso" (forma despectiva que se le dice a
los judíos en argentina) (Archives Diplomatiques du Ministére
d¨Affaires Etrangéres de France, Amerique 1918-1940, sous serie
Argentine, 8).
Ese diplomático también comentó el
caso de un delegado radical que en el Comité Capital de su partido
se ufanaba de haber matado en un solo día cuarenta rusos judíos".
Por su parte, según constancias
diplomáticas, el embajador norteamericano informó a su gobierno
haber contabilizado 1356 muertos y 5000 heridos (Records of the State
Departmen, Rep. Argentina, ítem 835.5045/92, pág. 8). Agregaba que
había en el Arsenal 179 cadáveres de "rusos judíos".
¿Era posible todo esto? ¿Por qué no
había trascendido antes? Algunos contemporáneos de los hechos, como
el comisario Romariz, descalificaron cifras como las apuntadas pero
en su libro sobre los sucesos decía que los muertos fueron
incinerados a medida que llegaban a los lugares de concentración,
sin controlar su número (La Semana Trágica. Relatos de los hechos
sangrientos de 1919, pág. 155). Por el lado judío no hay datos ya
que en aquella época la comunidad era políticamente débil y estaba
presa del terror. Hubo radicales que no apoyaron el Pogrom, hecho que
quedó demostrado con la valerosa intervención personal del
yrigoyenista Francisco Beiró, años después, en abril de 1922,
designado ministro del Interior por Yrigoyen, en reemplazo de Ramón
Gómez. Beiró, en medio de los acontecimientos, defendió a la
colectividad y llevó a algunos dirigentes judíos ante el
Presidente.
De acuerdo a las estadísticas, en
Buenos Aires había entre 70.000 y 100.000 habitantes judíos. Las
cifras que se manejan sobre los muertos en enero de 1919 demuestran
la crueldad de los hechos. A ello hay que sumar los heridos y las
violaciones. Cuántos judíos porteños nacieron en esa época y
cuántos abortos se practicaron, son dos interrogantes que no tienen
respuesta.
A LA BÚSQUEDA DEL GRITO OLVIDADO
Fihman comenzó su búsqueda hace
varios años, recurriendo a libros de historia del colegio
secundario. En un manual de quinto año de la Editorial AZ se decía:
"abundaron los choques y se produjeron numerosas víctimas".
En otro, de Bustinza, se afirmaba, vagamente, que había existido "un
centenar de muertos". En otro texto, el de Fernández Arlaud, se
hablaba de la necesaria represión a un "movimiento extremista"
por el que tuvo que intervenir el ejército. Sobre antisemitismo,
nada.
En Yo fui testigo, de Eduardo García,
encontró una pista ya que se hablaba de actos de "vandalismo"
contra "personas inocentes, totalmente alejadas de los intereses
en juego". Pero no se decía nada sobre quienes eran los
"inocentes". Lo mismo en la versión de Manuel Gálvez en
su biografía sobre Yrigoyen: "Ha habido muchos muertos, acaso
un millar, y varios millares de heridos. La mayoría de los muertos
no son obreros: son gentes que iban por la calle o que se asomaron a
la ventana y recibieron un balazo". ¿Cientos de muertos por
casualidad?
Prosiguió la búsqueda. En Al filo del
medio siglo, de Juan Carulla, hay una referencia significativa:
habiendo oído que estaban incendiando el barrio judío, el escritor
fue para allí y vio, al llegar a la calle Viamonte, a la altura de
la Facultad de Medicina, lo que podría llamarse el primer Pogrom en
la Argentina".
"En medio de la calle ardían
pilas con libros religiosos y trastos viejos, entre los cuales podían
reconocerse sillas, mesas y otros enseres domésticos, y las llamas
iluminaban tétricamente la noche, destacando con rojizo resplandor
los rostros de una multitud gesticulante y estremecida. Se luchaba
dentro y fuera de los edificios; vi allí dentro a un comerciante
judío. El cruel castigo se hacía extensivo a otros hogares
hebreos".
Agregaba luego Carulla: "El ruido
de los muebles y cajones violentamente arrojados a la calle se
mezclaba con gritos de "mueran los judíos" Cada tanto
pasaban a mi vera viejos barbudos y mujeres desgreñadas. Nunca
olvidaré el rostro cárdeno y la mirada suplicante de uno de ellos,
al que arrastraban un par de mozalbetes, así como el de un niño
sollozante que se aferraba a la vieja levita negra, ya desgarrada".
" El disturbio provocado por el
ataque a los negocios y hogares hebreos se había propagado a varias
manzanas a la redonda" y concluía Carulla: "el Comité
Nacional de la Juventud Radical surgió durante la guerra mundial. El
2 de enero se habían reunido en el Teatro San Martín: siete días
después, sus miembros tomaban como profesión la de vejar judíos".
LOS RECUERDOS DE JOSÉ MENDELSON
En la revista Hechos de la Historia
Judía, hay un trabajo de Salominsky donde se transcribe parte de un
texto de José Mendelson que constituye un aporte central sobre la
cuestión.
"Las matanzas anti judías en
Europa Oriental -decía Mendelson- fueron un juego de niños en
comparación con lo que ocurrió en las calles de la ciudad de Buenos
Aires.
Pamplinas son todos los pogroms al lado
de lo que hicieron con ancianos judíos en su mayoría religiosos,
pues eran los mas fáciles de identificar como pertenecientes a dicha
fe. En las comisarias 7a de la céntrica calle Lavalle, la 9a en la
calle Sarmiento y en el Departamento de Policía. Jinetes arrastraban
a viejos judíos religiosos desnudos por las calles, les tiraban de
las barbas y cuando ya no podían correr, su piel se desgarraba
raspándose contra los adoquines mientras los sables y latigazos
caían y golpeaban.
Sólo dos décadas después, bajo la
Alemania hitleriana, quizá podamos hallar episodios semejantes".
Mendelson reconstruyó la reunión de
miembros de la comunidad judía con el presidente Yrigoyen. El
entonces diputado radical Francisco Beiró protagonizó el encuentro
el 25 de enero de 1919 llevando a integrantes de la Comisión
Política del Comité de la Colectividad Israelita a la Casa de
Gobierno encabezados por el rabino doctor Haphon.
Le entregaron a Yrigoyen, en propias
manos, un memorándum denunciando la persecución. El Presidente lo
leyó y declaró que él mismo había sido un perseguido. En medio
del diálogo Yrigoyen observó que la Comisión no debería haber
acudido a él en nombre de la "colectividad judía"...,
sino en calidad ciudadanos argentinos.
La respuesta que le dieron los miembros
de la Comisión es que habían invocado a la colectividad debido a
que los ataques fueron dirigidos contra la población judía. Al
concluir la entrevista, según Mendelson, Yrigoyen prometió realizar
todo lo que estaba a su alcance para sancionar a los culpables de los
excesos cometidos.
En Tres relatos porteños de Arturo
Cancela puede leerse: "Jóvenes con brazaletes, armados de palos
y carabinas, detienen a todos los individuos que llevaban barba; los
de las carabinas les pinchan el vientre o se cuelgan de las barbas.
Otros apedrean los vidrios de las casas de comercio cuyos
propietarios abundan en consonantes" (Los judíos de origen ruso
o polaco tienen apellidos largos y con muchas consonantes).
La Prensa de los días 13 y 14 de enero
decía que se habían reunido los jóvenes de la Liga Patriótica en
el Centro Naval (estos se convertirían con el tiempo, en otras
asociaciones antijudias, como "La alianza nacionalista",
"Actuara" y "Neonazis"), donde habían recibido
instrucción militar y una arenga del contralmirante O'Connor que
terminaba sosteniendo "si los rusos y catalanes no se atreven a
venir al centro, los atacaremos en sus propios barrios".
SOIZA REILLY DENUNCIA LOS HECHOS
En la edición del 3 de febrero de 1919
de la revista Popular (NO 45), el legendario periodista Juan José de
Soiza Reilly denunciaba: "Vi ancianos cuyas barbas fueron
arrancadas; uno de ellos levantó su camiseta para mostrarnos dos
sangrantes costillas que salían de la piel como dos agujas.
Dos niñas judías de catorce o quince
años contaron llorando que habían perdido entre las fieras el
tesoro santo de la inmaculada virginidad; a una que se había
resistido, le partieron la mano derecha de un hachazo. He visto
obreros judíos con ambas piernas rotas en astillas, rotas a patadas
contra el cordón de la calzada. Y todo esto hecho por pistoleros y
personal policial y de el cuartel de bomberos, llevando la bandera
argentina".
La Crítica, de los anarquistas, y el
semanario La Vanguardia, del Partido Socialista, describieron los
ataques a bibliotecas y centros de cultura, cuya destrucción había
sido comprobada por concejales y diputados socialistas. En las
ediciones respectivas se describió la visita de once diputados, un
senador y tres concejales al departamento central de policía, donde
comprobaron los tratamientos brutales que sufrían los detenidos.
LOS RESPONSABLES DEL POGROM
Diversas versiones periodísticas
documentan sobre los responsables políticos del Pogrom antisemita de
1919. Patotas de los comités dirigidas por el presidente del Comité
Capital de la UCR, Pío J. Zaldúa, tomaron el departamento de
policía al retirarse el ejército. Sandra McGee y David Rock
coinciden en que el partido radical convocó a 2000 activistas para
defender al Gobierno. Mirelman y Solominsky, en tanto, hablan de la
participación en la represión de la Liga Patriótica Argentina de
Manuel Carlés, conformada por oficiales del ejército, la marina y
los grupos de provocadores denominados Orden Social y Guardia Blanca.
El 19 de enero, La Época, órgano
oficial de la UCR, dirigida por el diputado Delfor del Valle, acusó
de los atropellos a "los judíos".
Lo mismo hizo el diario católico El
Pueblo, que publicó entre el 10 de noviembre de 1918 y el 19 de
enero de 1919, doce editoriales claramente antisemitas. El diputado
conservador Julio A. Costa sostiene que casi todos los inmigrantes
rusos (en Buenos Aires, se dice rusos, cuando se refieren a los
judíos) "son "agitadores". El Comité Nacional de la
UCR, el 15 de enero, al concluir el Pogrom, repudió la "acción
violenta de elementos ajenos al país" (La Prensa, 18 de enero
de 1919).
Por su parte, el entonces jefe de
policía, Elpidio González, denunció que la "intensa agitación
anarquista provocada por numerosos sujetos de la colectividad
ruso-israelita y la propaganda que hacen en ruso y hebreo; algunos de
sus componentes tomaron activa participación en el atentado contra
el asilo e iglesia de Jesús Sacramentado" (Archivo General de
la Policía, Ministerio del Interior, 1919, L 5, E 838).
Monseñor Napal en Junín y Corrientes
arengó a grupos antísemitas diciendo "los judíos son los
únicos culpables de la escasez; son sanguijuelas expulsados de todos
los países". La Vanguardia denunció que la gubernamental
Revista del Plata había trucado fotografías para hacer aparecer a
los judíos como agitadores.
Cientos de afiliados radicales y de la
juventud radical renunciaron por los sucesos deplorables de
antisemitismo cometidos por grupos que actuaban bajo la bandera
partidaria y por los dichos de un delegado al Comité Capital, que se
vanaglorió de haber matado, él solo, en un día, cuarenta rusos
judíos (El Diario, 23/1/1919; La Vanguardia 24/1/1919).
La Razón del 14 de enero sostuvo que
si "las voluntades dirigentes hubieran dado señales de vida
hace tres días, sin duda alguna que los que se dedicaron a la caza
de judíos, no lo hubieran hecho". Idénticos pronunciamientos
de La Prensa del 16 y de La Nación del 18 de enero.
La Crítica hizo un patético relato
sobre los padecimientos de los judíos de la ciudad de Buenos Aires,
en su mayoría
religiosos ortodoxos, ajenos a la
agitación obrera. Decía: "Hombres, mujeres y niños judíos
fueron maltratados brutalmente, con saña feroz, cual si existiera el
propósito de extirpar a esa raza atormentada".
"Los judíos rusos eran
atormentados con saña feroz por los ebrios polizontes, y no pocos
fueron ultimados a palos y
bayonetazos. Se puede decir que ni un
solo judío ruso salió ileso de las garras policiales. Por los
pasillos del Departamento de Policía desfilaban los flagelados y
ensangrentados".
"En el departamento central de
Policía, cincuenta hombres, ante el cansancio de azotar, se
alternaban para cada judío".
"Con fósforos quemaban las
rodillas de los judíos mientras atravesaban con alfileres sus
heridas abiertas. En la comisaría 7a de la calle Lavalle y Paso, los
agentes de la policía, les orinan en la boca".
En tanto La Provincia del 14 de enero
afirmaba: "La supuesta revolución ácrata ha develado su
secreto. No hubo maximalismo, y esto se descubrió al segundo día de
fraguada. Se ha comprobado que los sindicados como futuros
magistrados de la "República de los Soviets Argentinos",
son simplemente buenos y honestos ciudadanos, que hasta hablan de
nacionalismo y profesan un culto religioso".
No hubo castigo alguno para los
ejecutores del Pogrom porteño. Muchos años después, el periodista
de Clarín, Luis Alberto Murray, al memorar en ese diario los
acontecimientos dijo que "El presidente prefirió ignorar a los
culpables de la matanza" (8/1/1979). La bancada radical en la
Cámara de Diputados rechazó todos los pedidos de informes sobre lo
acontecido, especialmente uno del senador socialista Mario Bravo.
El gobierno no contestó a las notas
del embajador ruso a los Ministerios del Interior y de Relaciones
Exteriores pidiendo protección para los judíos (La Nación del
17/1/1919, pág., 8; Semanario Israel, pág. 762).
Incluso el general Luis Dellepiane
criticó en público al ministro Gómez porque dio, personalmente,
instrucciones a la División de Investigaciones pasando por encima
del mando operativo que estaba en la órbita castrense (La Nación,
15/1/1919, pág. 6). La cadena de mando nunca fue rota por los
subalternos. No obstante, tal como lo señala Romariz, el 11 de enero
se entregaron Colt a los cuadros civiles convocados por el Comité
Nacional de la UCR.
Hasta aquí parte de la investigación
realizada por Fihman. Al cumplirse el 81 aniversario de la Semana
Trágica y en tiempos en que la verdad histórica trata de abrirse
camino ante los crímenes de lesa humanidad, es importante que los
argentinos ajustemos cuentas con nuestro pasado, fundamentalmente
para que hechos como los relatados se esclarezcan definitivamente.
NOTA
1. Se denomina Pogrom (o pogromo) al
"movimiento dirigido por las autoridades zaristas para la
exterminación de los judíos".
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- El Diario Israelita. "Cincuentenario de vida judía en la Argentina", Buenos Aires, 1940.
- Semanario Israel, Ilustración semanal. Director Samuel de A. Levy, N' 33, 34, 35, 47 y 64, Buenos Aires, 1919 (Encuesta a 80 intelectuales, profesionales, militares argentinos que atribuyeron mayoritariamente a la policía y a los bomberos, la responsabilidad y/o la realización efectiva de los ataques antisemitas).
- Pesadilla de una siesta de verano, por Nicolás Babini, en TODO ES HISTORIA, NO 5, septiembre de 1967, págs. 8 y siguientes.
Rab Berl Schtudiner
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