domingo, 1 de julio de 2012

¿Por que Dios ordeno que construyeran dos querubines sobre el arca sagrada si esta prohibido venerar o construir imágenes?


En la cámara íntima del Gran Templo, el "Santo de Santos", había un arca de oro, conteniendo las "Tablas del Testimonio" sobre las que estaban inscriptos los Diez Mandamientos, y el rollo original de la Torá escrito por Moshé.

Por encima del arca estaban los keruvím (querubines), dos figuras aladas, cinceladas de un único bloque de oro puro.

Los keruvím representaban la relación entre Dios y Su pueblo: el Talmud cuenta que cuando el pueblo judío era fiel a su Dios, los keruvím estaban uno frente al otro, y cuando Israel se revelaba contra la voluntad del Omnipotente, se daban vuelta; los momentos en los que el amor y la buena voluntad entre Dios y Su novia estaban en su cúspide se reflejaban en el abrazo de los keruvím "como un hombre se une a su mujer".

El Talmud cuenta que cuando los enemigos de Israel invadieron el Templo, entraron al Santos de Santos, un lugar tan sagrado que el ingreso a él sólo estaba permitido a un único individuo, el Sumo Sacerdote, y ello sólo en Iom Kipur, el día más santo del año. Allí vieron a los keruvím abrazados uno al otro. Los arrastraron fuera del Templo hacia las calles, pervirtiendo y vulgarizando su sagrado significado.

Veremos el párrafo que nos indica la construcción de los kerubim en la Torá:

Shemot/éxodo 25:18 al 20 - "Harás también dos querubines de oro, labrados a martillo los harás, en los dos extremos de la cubierta. Harás, un querubín al extremo de un lado, y un querubín al otro extremo del lado opuesto: de la calidad de la cubierta harás los querubines en sus dos extremidades.
Y los querubines extenderán por encima las alas, cubriendo con sus alas la cubierta: sus caras la una enfrente de la otra, mirando a la cubierta las caras de los querubines."

Las dos imágenes de “kerubim”(en hebreo) -querubines- sobre la tapa del Arca de la Alianza fueron ordenados por la Torá y no fue una decisión humana sino que una orden dada directamente por Dios.

No es el primer caso que veremos que Dios da una orden que si la misma orden fuera concebida por una persona seria un grave error.

Hay que tener presente en todo momento que no existe nada más acérrimamente y contrario a la idolatría que lo que esta escrito en la Torá, ya que el Eterno es su Autor. Por lo tanto,
¡No es para nada razonable suponer que la fuente de toda santidad promueva el pecado!- ¡Evidentemente que tampoco esto, no lo es.!

Entonces, ¿por qué la Torá estipula que se tallen estos dos objetos sobre el Arca?
¿No podría llevar todo esto al error a los ingenuos y poco conocedores?

Explicaciones se han dado varias, así que brindaremos una (basada en el pensamiento del RaMBa"M) el famoso rabino y médico Granadino llamado por los españoles Maimónides

Dios quería dejar bien en claro que es Rey sobre todo lo creado, tanto de lo físico como de lo espiritual, de lo palpable como de lo que no es humanamente comprehensible.

Y así nos ha ordenado diversos procedimientos, mandamientos, acciones, etc.
De ese modo el observador no podía dejar de reconocer que los emisarios celestiales no son más que siervos al servicio del Amo, tal como deberíamos estar activamente nosotros.

Y eran dos figuras, de modo tal que ninguno supusiera remotamente que con una sola de ellas se representaba a Dios, o a algún poder que le fuera ajeno.

Siendo dos, denotaban la existencia de la pluralidad de ángeles, y la no exaltación de ninguna criatura al rango de divinidad.

Además, está muy claro para cualquier israelita más menos informado que ninguno de los objetos del Santuario eran para ser adorados. Ni el candelabro dorado, ni el altar, ni el arca, ni los querubines, ni los profetas, ni los reyes, absolutamente, nada ni nadie debe ser venerado; solamente
Dios es digno de adoración. Por lo cual, ningún fiel sentiría la atracción para rebajarse a la adoración de esa figuras. Las tomaría por lo que son: emblemas del Dominio de Dios sobre el Universo.

Así que, en resumen, ni son de idolatría, ni la promueven, ni son objetos de veneración, sino que son: ¡Todo lo contrario!

Están para alejar los ánimos idolátricos, y para fortalecer los sanos vínculos con el Creador.

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