miércoles, 7 de mayo de 2014

La Madre del patriarca Abraham Avinu

Cuando hablamos de figuras femeninas en la Biblia, no hablamos sólo de las matriarcas, sino también de figuras a veces menos destacadas o menos recordadas, como Dina, la hija de Iaakov; Debora, la jueza y profeta; Abigail, hija de David; Mijal, hija de Saúl y esposa de David; Jana, madre de Samuel; Miriam, hermana de Moshe y Aarón, Rut, la moabita, abuela del rey David; etc. También están aquellas que recordamos, aunque no siempre por su nombre, como la mujer y las hijas de Lot, la mujer de Manoaj, madre de Sansón. Notemos también a aquellas mujeres que ni siquiera son recordadas, ni mencionadas. Tomemos por ejemplo a Abraham de cuyo padre Teraj, sólo encontramos en el texto bíblico una escueta referencia, pero, sin embargo, ha ocupado un lugar importante en las leyendas, y los relatos populares, perpetuados por generaciones de padres y maestros. 

Quien ha crecido a la luz de los relatos tradicionales judíos no puede dejar de recordar al pequeño y valiente Avram rompiendo en su ira los ídolos de su padre, objeto de su adoración politeísta. La revolución monoteísta, una de las más cruciales de la historia de la humanidad comienza en esa rebeldía del joven Avram. Cabe preguntarse: ¿Y a todo esto, dónde esta la madre de Avram? ¿Aprueba o reprueba la ira de su hijo? ¿Lo ampara o lo condena?. Cuando Dios ordena a Avram abandonar su casa lo hace diciendo "Vete de tu tierra y de tu parentela y de la casa de tu padre, hacia la tierra que te mostraré" (Génesis 12:1). La mención de la casa como la casa paterna es sólo por referencia al dominio del patriarcado en la época, o puede pensarse como la casa metafórica de las enseñanzas paternas. 

La madre de Avram, inexistente en el texto biblico, ni siquiera es nombrada, es anónima, como si saber quien fue la que dio vida al padre de la nación no fuera un dato importante o que no tuvo ninguna influencia. O tal vez, podríamos aventurar el pensamiento que no hubo rebeldía contra ella. Que Abraham pudo ser quien fue por su madre, eligiendo sus valores y no los que su padre defendía. Tal vez, porque las enseñanzas de la "casa materna" guardaban cierta relación con el ideario monoteísta que Avram traería al mundo posteriormente. O, lo que tampoco es descartable, que la madre por naturaleza se inclinaba en sus cualidades a los principios y valores embanderados por Abraham posteriormente.

Conforme a lo poco que sabemos del midrash, la madre de Avram no sólo es compasiva sino que parecería ser la primera persona con la que Avram comparte la experiencia de la Revelación de Dios. Es tal vez, su primera discípula. Madre, maestra, alumna. Mujer.

Lo poco que sabemos acerca de su figura, así como su nombre, es traído por el midrash:

En esos días se casó Amatlai hija de Carnevó, la madre de Abraham, con su padre Teraj, y embarazó la mujer de Teraj. Y fue después de tres meses que su vientre aumentó y su rostro estaba verdoso. Y le dijo Teraj su esposo: ¿Qué tienes mi mujer, que tu vientre está hinchado y tu rostro está pálido? Y le contestó: Estoy enferma de la enfermedad KOLTZANI[5], que volverá todos los años. Y se empecinó Teraj en palpar su vientre y dijo: me parece que estas embarazada, y de ser así no es adecuado que transgredamos la orden de nuestro señor Nimrod. [Recuérdese que conforme al midrash el rey Nimrod había dado la orden de exterminar a todos los niños varones que nacieran], Y se apresuró Teraj y puso su mano sobre su vientre. Le hizo el Santo Bendito Sea un milagro, y el feto se trasladó hacia arriba de su vientre, y resbaló hacia el pecho. Tocó Teraj y no encontró nada. Y le dijo: Haz dicho la verdad. Y el bebé no se veía y nadie percibió su embarazo, hasta que terminó el tiempo del embarazo y llegó el momento de parir.

Y cuando llegó el momento de parir, la madre se llenó de miedo y temor, y salió de la ciudad hacia el desierto, y caminó junto a la orilla del río hasta que encontró una gran cueva y entró en ella, encontrando allí refugio y durmió allí. Y a la mañana siguiente, le vinieron los dolores de parto y dio a luz un hijo. Y cuando dio a luz, se llenó la cueva de una gran luz, porque el rostro del niño brillaba como los rayos del sol. Y era ese niño recién nacido, nuestro padre Abraham de bendita memoria. Pero, la alegría no duró mucho. Se sentó y lloró, y hablaba a su corazón acerca de su hijo recién nacido, diciendo: 'Pobre de ti, mi hijo, pobre, el fruto de mi vientre, pobrecito, que te traje a este mundo en este tiempo del reinado del malvado Nimrod, quien, por ti, asesinó a 70.000 valiosos niños. Y yo temeré por ti también de su ley horrible y..., porque si el rey se enterara de ti también a ti matará. Prefiero que mueras en esta cueva antes de verte degollado derramando tu sangre sobre mi pecho'. Y se quitó de sus ropas y envolvió con ellas al niño y lo abandonó en la cueva, diciendo: 'Que el Señor tu Dios esté contigo, que no te abandone'...

Abraham es abandonado por su madre y recordemos que no es el único niño abandonado, aunque sí el primero en las Escrituras. En ese abandono es conforme al midrash el momento de su primer contacto con Dios. Abraham es abandonado sin comida y sin una nodriza que lo amamante y comienza a llorar...

y escuchó Dios la voz del niño y le envió su ángel Gabriel quien le hizo succionar leche su dedo meñique de su mano derecha y le dio vida. Y mamó Abraham de él hasta que tuvo diez días y se puso en pie y caminó y encontró la entrada de la caverna y salió de ella... y se puso el sol y salieron las estrellas y dijo Abraham: Estas son Dios. Mas cuando vino el amanecer y desaparecieron las estrellas y no pudo verlas, dijo: No, no son estas Dios, y no las reverenciaré. Y cuando vino el día y salió el sol dijo: Este es dios y lo adoraré, pero cuando terminó el día y vino la luna, dijo: no, no es este Dios y no lo veneraré... seguramente hay quien mueve todos los astros del cielo, y mientras decía así en su corazón, vino el ángel Gabriel y le dijo Abraham: ¿Quién eres? Y le dijo: soy el ángel Gabriel, un enviado del Santo Bendito Sea. Y lo llevó Gabriel hasta el manantial y le lavó sus manos y sus pies y le rezaron al Señor y se prosternaron ante él...        

Rav Berl Schtudiner

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los comentarios son moderados, cuide la santidad de la palabra.