jueves, 17 de junio de 2010

El mensaje oculto de los Midrashim

El mejor modo de ocultar una joya, es poniéndola frente al ladrón...

Se esconde debajo de cada Midrash un mundo de inmensa sabiduría, el término "Midrashim" proviene de la raíz hebrea "darash" que significa buscar, investigar. El Midrash, por lo tanto, es una exposición de los pesukim (versículos) de la Torá que surge de nuestros sabios, después de haber sondeado en las profundidades de cada pasuk y en todas las palabras y letras del mismo en busca del verdadero significado interior.

La interpretación común de la palabra "Midrashim" como "leyendas", "fábulas" o "cuentos" es incorrecta y también engañosa.

Según la tradición, las palabras de la Torá pueden ser interpretadas por los Sabios de la Torá en distintos niveles de comprensión. Todas ellas son verdaderas, pues el Creador moldeó la Torá de forma tal, que cada una de sus palabras y letras están cargadas de significado, permitiendo así un gran número de interpretaciones diferentes.
Ahora explicaremos el origen de los Midrashim (adaptado del R. Moshé Jaim Luzzato, Ma-amar al Haagadot).

HaShem dictó a Moshé el texto de toda la Torá, desde la primer palabra "Bereshit" hasta las últimas palabras, "I"eínei kol Israel". Al mismo tiempo, le proporciona a Moshé una Explicación Oral detallada del texto que le estaba dictando. El Texto Escrito de la Torá constituía meras notas, breves alusiones a la Torá Oral elaborada. Sin embargo, HaShem le advirtió a Moshé de no poner por escrito la Torá Oral.

Moshé y los Sabios, quienes lo seguían, cuidaron de preservar no solo los rollos escritos de la Torá sino también la Explicación Oral de los mismos. La estudiaron y la transmitieron de generación en generación.

Sin embargo, llegó el momento en que los lideres de la Torá de una generación consideraron que la Torá Oral ya no podía ser conservada únicamente en la memoria como lo hicieran las generaciones anteriores, por que el judío comenzó a vivir en un medio ambiente cada vez mas hostil.

Persecuciones y sufrimientos padecía el Pueblo Judío padecía en manos de los romanos el vivir en un constante devenir de peligros, afectaba la tranquilidad y el poder de concentración.

Nuestra Torá Oral corría peligro de ser olvidada HaShem no lo permita. Nuestros Sabios aplicaron una regla de emergencia transmitida por Moshé, que autorizaba a los Sabios de la Torá y a los líderes de una generación tomar disposiciones de emergencia a fin de asegurar la supervivencia de la Torá.

Dicha medida de emergencia a fin de preservar la integridad de la Torá, fue la de emprender la compilación de la Torá Oral en varios volúmenes escritos. Estos son conocidos como la Mishná y la Guemará (Talmud). Se trataba de una empresa gigantesca que solo podría ser lograda por varias generaciones de los estudiosos de Torá más brillantes (aprox. 3450- 4230). Fue concluida exitosamente con la obvia ayuda del Todopoderoso.

Los Sabios codificaron adecuadamente las halajot, leyes religiosas que Hashem habla encomendado a Moshé. Sin embargo, surgió un problema, respecto de cómo registrar la ética Divina y las enseñanzas de moral que Hashem había revelado a Moshé. Estas contenían principios morales e ideológicamente profundos que, cuando estuvieran escritos, podrían ser leídos por estudiantes de carácter impuro. Los Sabios temieron que, cualquiera que no estuviese guiado por el Temor Divino y que estudiara la verdadera ética de la Torá, podría distorsionar su significado, aún si fuera un erudito. Y si los futuros estudiosos de éstas explicaciones, los Midrashim, fueran también ignorantes, seguramente sacarían deducciones erróneas.

Sin embargo, los Sabios decidieron poner por escrito las enseñanzas morales de la Torá, pero mediante un código secreto.

Sólo serían comprensibles para quienes poseyeran la clave del código maestro. Por lo tanto, disimularon dichas enseñanzas morales Divinas, los Midrashim, en cuentos, adivinanzas, parábolas y proverbios enigmáticos.

Estos serían inteligibles para los legos, sólo serían descifrados por un circulo limitado de estudiosos de la Torá cuyos maestros les hubieran transmitido dichas claves. Estos, a su vez, revelaron a sus discípulos que el texto literal de los Midrashim es solamente una investidura exterior que disimula su alma y verdadera esencia. Si alguien leyera los Midrashim sin estar familiarizado con el código, eludiría su verdadero significado.

A continuación figura una lista parcial de axiomas relacionadas con los Midrashim:
- Relacionan principios éticos y morales profundos mediante parábolas y comparaciones aparentemente simples.

- Para los principiantes, muchas máximas de nuestros Sabios parecen verdaderas en su sentido absoluto. En realidad, son únicamente aplicables a una esfera limitada - a un tiempo, lugar o sujeto determinado. Por lo tanto, un extraño que no está acostumbrado a su aplicación limitada o a un Midrash en particular puede ser confundido. Para él contradice otra afirmación de los Sabios.

- Los Sabios sabían, por tradición, que Hashem, cuando concibió la Torá, invistió cada palabra y cada letra con un vasto número de diferentes significados, todos ellos verdaderos.

- Los Sabios, a veces, ocultaban una profunda moral tras principios aparentemente científicos, aceptables en su época. En realidad, no les preocupaba su validez científica, sino la lección moral que ocultaban.

- Es imposible comprender Midrashim salvo que una persona se haya interiorizado previamente de ciertos conceptos fundamentales. Por ejemplo, es evidente que todas las leyes naturales están regidas por fuerzas espirituales- ángeles, shedim y mazikim.

Las leyes de la naturaleza operan únicamente por el resplandor del Mundo Celestial. A la inversa, cada uno de los movimientos del hombre deja una huella espiritual en el Mundo Celestial.

- También es importante tener en cuenta que si nuestros Sabios presentan diferentes puntos de vista sobre un mismo tema todos ellos contienen un determinado aspecto de la realidad. Aunque aparentemente resulte contradictorio, todos contienen la verdad en cierto sentido.

- Nuestros Sabios sostenían una tradición por la cual cada pasuk (versículo) de la Torá aparte de ser verdadero en su sentido más simple y obvio, también contenía un vasto número de alusiones a eventos pasados y futuros. Ellos explicaban los pesukim de acuerdo con las leyes Divinas para la interpretación de la Torá.

Los Midrashim nos inspiran temor y amor hacia el Creador cuando se refieren a Su grandeza, la unicidad del pueblo Judío, la santidad de los tzadikim y la recompensa divina en éste mundo y en el mundo- por- venir. Por lo tanto, también se los llama "hagadot" que en arameo deriva de la raíz "atraer", pues captura los corazones del lector, atrayéndolo a servir al Todopoderoso.

Cuando leemos los Midrashim, debemos tener en cuenta que fueron registrados por nuestros Sabios, cuya talla y santidad era tal que podían vivir milagros. La Guemará relata un ejemplo (Taanit 24a)

R...Eleazar Ish Bartota distribuía entre los pobres hasta el último centavo que poseía. Era conocido por su caridad que no era proporcional a sus ingresos, por lo que se privaba de necesidades elementales. Por lo tanto, los recaudadores de caridad judíos trataban de evitarlo.

El día del casamiento de la hija de R. Eleazar era inminente. El fue al mercado a comprar los alimentos para la boda. Mientras caminaba por las calles, los recaudadores de fondos pasaron, en cuanto notaron la presencia de R. Eleazar trataron de esconderse, pero fue demasiado tarde. El los había detectado e iba tras ellos. Cuando los alcanzó, les dijo - Les ruego que me digan por qué causa están recaudando fondos.
Para una niña y un niño huérfanos - contestaron. -Están a punto de casarse y carecen de los fondos necesarios.
Relazar exclamó -Juró que tienen prioridad sobre mi hija. Tomen todo el dinero que yo poseo y utilícenlo para su casamiento.
R. Eleazar vació sus bolsillos y les entregó su dinero. Se guardó únicamente un zuz (una pequeña moneda) con la cual compró un poco de grano. Cuando volvió a su hogar, colocó el grano en su granero y fue al Beit Hamidrash a estudiar
Más tarde, su mujer le preguntó a su hija -¿Qué compró tu padre para tu boda?
-Un poco de grano- contestó ella. Fue al granero y lo inspecciono, pero para su sorpresa, cuando trató de abrir la puerta del granero no la pudo mover Estaba bloqueada por muchas bolsas, de granos apiladas hasta el techo del granero.
La hijo de R. Eleazar corrió al Beit Hamidrash llamó a su padre, Ven a ver lo que tu buen amigo (el Todopoderoso) hizo por ti. Le contó del milagro que había ocurrido.
R. Eleazar hizo una promesa - Juro que estas provisiones son como el hekdesh (comida sagrada). Tu participación está limitada a un monto equivalente a todos los pobres del pueblo de Israel.
La Guemará pregunta por qué los milagros evidentes son, otorgados a algunos de los Sabios. (Berajot 20a)

R. Papa preguntó a Abaie - ¿Por qué somos diferentes a las generaciones anteriores en que no vivimos milagros como ellos? Y esto a pesar de que nuestros conocimientos de la Torá superan los de ellos.

El respondió La diferencia es, que las generaciones anteriores estaban preparadas para mayores sacrificios en aras de kidush Hashem (a fin de santificar el Nombre de Hashem) mientras nosotros no estamos preparados para lo mismo.

Hashem actúa frente a un hombre de la misma manera que él se conduce. Como las generaciones anteriores demostraron tener un espíritu sobrenatural por el Honor Divino, El respondió con hechos sobrenaturales en sus vidas, con milagros. Las generaciones posteriores estaban dispuestas a sacrificar sus vidas por Hashem también, pero únicamente si se los exigía la Halajá. Las generaciones anteriores, por el otro lado, desplegaban mesirut nefesh (abnegación), aún en los casos en que la Torá permitiera permanecer pasivo.
Las vidas de nuestros Sabios constituían un permanente Kidush Hashem, por que santificaban el Santo Nombre de Dios mediante acciones meritorias.

Su amor por HaShem se expresaba no solamente en su estudio de la Torá y en sus plegarias sino en trabajar, comer, dormir y en cada respiración.

R. Eleazar Ish Bartota, quien encontró que el grano se había multiplicado milagrosamente en su granero, dio más tsedaká de la que por Halajá se le exige a cada Judío el fue un moser nefesh por la mitzvá. Las necesidades de un hombre pobre eran más importantes a sus ojos que las propias.

Los Sabios que compilaron los Midrashim eran santos.

Para darnos una idea más de su grandeza, consideremos la siguiente afirmación (Suka 21b):

"Hilel tenía ochenta discípulos. Treinta de ellos eran tan grandes que merecían la shejiná como la de Moshé Rabeinu. Treinta merecían que la órbita solar se detuviera como con Yehoshua Bin Nun. Veinte eran comunes. El más grande entre ellos era Ionathan ben Uziel, el menos importante, R. Iojanán ben Saa ay. Acerca del menos importante, Iojanán ben Zakai, se decía que no había versículo de las Escrituras ni de la Mishna o del Talmud que no conociera; había estudiado todas las halajot, Midrashim, las complicadas alusiones ocultas de los versículos, y todas las normas de los Sabios - no había ningún tema de la Torá mayor o menor en el cual no estuviera versado. Entre los grandes, Ionathan ben Uziel, se decía que mientras estudiaba Torá los ángeles lo rodeaban para escucharlo. Como resultado del fuego espiritual que emanaba, cualquier pájaro que sobrevolaba sobre la cabeza de Ionathan ben Uziel mientras él estudiaba, se quemaba."

Lo que surge de lo anterior es que el estudio superficial de los Midrashim no le hacen justicia. Cada palabra de nuestros Sabios sagrados fue pronunciada con ruaj hakodesh (espíritu Divino) en ellas. No se registró ningún Midrash para contarnos un simple cuento - cada uno transmite un profundo mensaje.

"Que la tierra se llene del conocimiento de Hashem, como las aguas cubren el mar" (Ieshaiahu 11:9).

Rab Berl Schtudiner

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