viernes, 25 de diciembre de 2009

"Naasé veNishmá" - Haremos y Escucharemos





Todo lo que Dios diga haremos y escucharemos” (Éxodo 24:7)

Cuando Israel recibió la Torá en el Sinaí declaró, "Naasé veNishmá”, inmediatamente luego de estas dos palabras los ángeles descendieron y colocaron dos coronas sobre la cabeza de cada judío.

Una corona era por "Naasé" (haremos) y la otra por "Nishmá" (escucharemos).

Estas coronas fueron retiradas más tarde después que los unidos a Israel por conveniencia adoraran el Becerro de Oro, pero las mismas les serán devueltas en el Futuro. Así está escrito (Isaías 35:10), "Los redimidos por Dios volverán y entrarán a Sión (Jerusalem) con canciones de alegría y eterno regocijo sobre sus cabezas”. (Talmud Shabat 88a)

Todos los comentaristas se hacen la siguiente pregunta obvia: ¿Cómo es que "Naasé" precede a "Nishmá"? ¿Cómo puede una persona hacer algo antes de escuchar qué es lo que debe hacer? ¿Cómo pudo Israel apurarse a aceptar la Torá antes incluso de saber qué es lo que estaban aceptando?

El consenso general es que hacer se refiere al cumplimiento de las mitsvot, mientras que escuchar se refiere a comprender qué es lo que ellas significan. Esto puede compararse a un adulto que sabe qué es lo mejor para un niño y le ordena que cumpla con sus obligaciones, esperando que, al madurar, se hagan claras para el niño la importancia y la necesidad de esas obligaciones. Pero la Biblia y las enseñanzas de nuestros Sabios son mucho más profundas de lo que se presenta a primera vista, y el Rab Najmán de Breslov explica esta aparente paradoja del "Naasé veNishmá" con un enfoque singular.

Las palabras "Naasé veNishmá" corresponden a los aspectos ocultos y revelados de la Torá. "Naasé: Haremos" es sinónimo de la Torá revelada, incluyendo los preceptos que cada persona debe cumplir de acuerdo a su nivel. "Nishmá: Escucharemos" es sinónimo de la Torá oculta, aquello que se encuentra más allá del nivel de comprensión actual de una persona.

Esta misma relación existe entre la Torá y la plegaria. "Haremos" es sinónimo de la Torá - aquello que nos es revelado, aquello que sabemos cómo cumplir. "Escucharemos" es sinónimo de aquello que está oculto, correspondiente a aquello por lo cual debemos orar (Likutey Moharán I, 22:9).

La Torá es el aspecto revelado del conocimiento. La plegaria es paralela al aspecto de la Torá oculta - aquello que está más allá de nuestra capacidad de comprender e asumirlo concientemente. Esto corresponde al "makif" (la luz que rodea), y que oramos para poder alcanzarla y hacerla propia.

Al definir esta relación dinámica, nos enseña que el objetivo debe ser comprender aquello que está oculto en este momento y transformarlo en algo revelado. Esto se logra estudiando Torá con la intención de cumplir con sus preceptos, y luego orando a Dios para tener el mérito de comprender la profundidad de aquello que hemos estudiado. Esta era la intención del Rey David cuando oró (Salmos 119:18), "Abre mis ojos de modo que pueda percibir las maravillas ocultas de Tu Torá”. Esto es lo que todos nuestros grandes profetas y sabios hicieron y esto es lo que hizo el Rey David en los Cinco Libros de los Salmos que, significativamente, corresponden a los Cinco Libros de la Torá. Mediante los Salmos, el Rey David transformó efectivamente la Torá en plegaria.

Nosotros también podemos hacer lo mismo. La Torá es la Voluntad de Dios y luego de haberla estudiado, podemos transformar esa misma Torá en una plegaria. Al "devolver a Dios Su Torá en forma de plegaria" (es decir, pidiendo cumplir con nuestros estudios y merecer comprender las profundidades de la Torá), Le estamos diciendo a Dios que queremos lo que Él quiere. Así completamos el circuito, transformando nuestra voluntad en la Suya. Al hacerlo, merecemos que nuestras plegarias se transformen en una Torá más profunda - aquello que estaba oculto se transforma en revelado; aquello que había estado más allá de nuestra percepción se vuelve interno en todos los aspectos de nuestras vidas. Podemos entonces merecer las dos coronas del "Naasé veNishmá" que adornaban al pueblo judío en el Sinaí.

El Rab Najmán de Breslov concluye que estas coronas son la esencia de la gran alegría que experimentaremos en el Mundo que Viene - ellas son "el Keter" que anhelamos alcanzar, el nivel más elevado de comunión con Dios. Por esto el versículo dice (Isaías 35:10), "Los redimidos por Dios volverán y entrarán a Sión con canciones de alegría y eterno regocijo sobre sus cabezas”. "Eterno regocijo" es la alegría del Mundo que Viene, que ahora se encuentra más allá de nuestra capacidad de comprensión. Cuando "oramos la Torá de Dios," que unifica nuestra voluntad con Su deseo de llevarnos al nivel de merecer la vida eterna, podemos alcanzar la alegría y la satisfacción del Mundo que Viene incluso ahora, en este mundo.

 Rab Berl Schtudiner

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