Escrito por: Rav Berl Schtudiner ©
En el año 1991 más precisamente el 17 de Enero, Irak comenzó a atacar a Israel. Sadam Husein tenía cerca de 800 misiles Scud de los cuales empleo unos 90 que fueron disparados a blancos en Israel, también a Kuwait y Arabia Saudita.
Escrito por: Rav Berl Schtudiner ©
No es el afán relatar los hechos políticos que sucedieron, sino algunas cosas que pasaron en esta guerra, que escapan de lo cotidiano.
El ataque fue llevado a cabo con proyectiles Scud de medio alcance (algo mas de 600 kilómetros), ellos son de fabricación soviética y fueron mejorados para transportar cargas de hasta 300 kilogramos.
En la Bahía de Haifa había almacenados mas de un millón de toneladas de materiales explosivos.
Un golpe certero de uno de esos misiles que de en el blanco podría incinerar la ciudad. En Tel Aviv por aquella época y habían mas de un millón y medio de personas en Tel Aviv, y otras 400.000 en Ramat Gan y Bnei Brak, todo esto en un radio aproximado de tres o cuatro kilómetros, los estrategas y técnicos militares iraquíes tenían sus blancos complemente identificados, el golpe seria sin dudas fatal.
Para tener una idea del tema. Los misiles Scud están diseñados para derrumbar totalmente los edificios. Cuando explota uno de ellos crea una tremenda onda de presión frontal aplastando las construcciones y aplanándolas.
Escrito por: Rav Berl Schtudiner ©
El concreto dentro de un área de doscientos mil metros cúbicos sale despedido como si fuesen obuses, los vidrios y cristales estallan en un radio de 500 metros, miles de cuchillos mortales viajan a una velocidad impresionante en todas las direcciones, generando un murallón de guillotinas mortales de vidrios y otras cosas cortantes. El misil Scud tiene unos 13 metros de largo y pesa cerca de nueve toneladas. Tan solo los fragmentos destrozan edificios en varias cuadras a la redonda.
A las dos de la madrugada del jueves fue el primer ataque. Las sirenas se oyeron durante esa noche. Desde luego que la gente sobresaltada salió de sus camas. Pero todavía nadie sabía qué estaba sucedido y que la radio no había comenzado a transmitir.
En ese momento se escucho una tremenda explosión la tierra tembló, los cristales de las casa y edificios se estrellaron por todos lados, fue un ataque sobre Tel Aviv, la gente sobresaltadas de su somnolencia nocturna y desconcertados, permaneció en sus casas, con muchísimo miedo. Rígidos de terror algunos casi se asfixian por haber olvidado retirar un mecanismo para abrir el filtro de aire de máscaras de gas.
Los misiles Scuds habían sido disparados a Tel Aviv, alrededor de 500 residencias que albergan a 1400 personas habían sido destruidas. Todos los hospitales estaban preparados para recibir muchos heridos y víctimas. Pero cuando llegaron vertiginosamente las ambulancias. La mayoría de las personas que habían sido afectadas podría haberse atendidos por sí mismas. Algunos rasguños de vidrios rotos, torceduras o magulladuras leves. Todo el mundo se miraba extrañado, hasta la gente más incrédula y para nada religiosa decía que todo esto es sin dudas un verdadero y enorme milagro.
Un Scud dio de pleno en una fábrica, y los otros erraron el blanco, sin ocasionar daños. Un misil aterrizó en el complejo de almacenaje de petróleo de alta seguridad para la planta de energía eléctrica de Tel Aviv. La cabeza balística abrió un cráter de 10 metros de diámetro, despedazando una tubería de petróleo que no había sido usada en años. Apenas unos centímetros más lejos, las tuberías en uso seguían intactas.
En Haifa cayeron 9 Scuds esa noche. Uno aterrizó al frente de la refinería de petróleo. Los otros ocho se hundieron en el Mediterráneo.
A la mañana siguiente Irak disparó otros 5 proyectiles hacia Tel Aviv. El primero hizo blanco en el área de Exposiciones que por lógica esta vacía en Shabat. El segundo sobre una estación de servicio en un área residencial pero cerrada por primera vez en ese Shabat.
El tercero estalló directamente sobre un refugio antiaéreo en el sur de Tel Aviv, utilizado temporal como sinagoga. Adentro habían apiñadas doscientas personas. La onda arrojó a la gente como muñecos. El aire se llenó de polvo y olor a explosivos. Sólo la pared donde estaba el Arca de la Torá, quedó en pie. Nadie, ni una sola persona se lastimaron.
Cuando el Primer Ministro Itsjak Shamir por ese entonces visitó el sitio, preguntó al Alcalde de Tel Aviv: "¿Había gente aquí?" y el le respondió “Sí, habían doscientas personas, pero se salvaron por milagro".
Durante las seis semanas siguientes, 39 proyectiles cayeron sobre Israel. La rutina diaria de vida fue cortada. Las escuelas y muchos negocios cerraron.
Se destrozaron edificios. Se derrumbaron rascacielos. Pero milagrosamente nadie sufrió daños personales. Durante el curso de la guerra, 7.987 apartamentos, negocios e instituciones públicas, fueron dañados sólo en el área de Tel Aviv. Más de 2.100 fueron destruidos completamente.
6.500 personas estaban en las inmediaciones del área donde estallaron los Scuds. De éstas, sólo 900 personas necesitaron ser trasladadas a un hospital. De éstas, 63 tuvieron que quedarse en observaciones algunas horas. De todos ellos solo unas 30 personas tenían una pierna o un brazo fracturado. Lamentablemente hubo una sola víctima fatal por causa de los misiles Scud.
Pocos días después, o sea el 28 de Febrero de 1991, el día de Purím Saddam Hussein se rindió.Y la Guerra del Golfo había terminado.
Una de las cosas mas curiosas es el testimonio de una fotografía donde un hombre joven de Tel Aviv cuando cayo un cohete Scud, saco la cabeza por la ventana mientras toda su casa se vino abajo, en esta foto podemos ver al hombre todavía desmayado, muchos suponían que estaba muerto, pero el despertó y esperaron que el equipo de rescate lo saque de los escombros, todos suponían que este hombre estaba muerto, pero no fue así la fuerza de la onda expansiva de un misil con 300 kilogramos de explosivos envidados desde Irak a mas de 600 kilómetros tan solo lo desmayo y le dejo algunas magulladuras.
Cuantas veces hemos leído en las noticias de los periódicos que un simple balón de gas domestico explota y mata a todos sus ocupantes, no nos deja lugar a duda que esto supera todo tipo de estadísticas.
Sin embargo la ayuda del todopoderoso esta sujeta a ciertas condiciones que muchas veces no contemplamos y siempre es tiempo para retomar ese camino.
Pero además debemos hacernos cada tanto una pregunta y reflexionar: « ¿Somos lo suficientemente agradecidos con Dios por todos esas maravillas, y reconocemos su bondad, acaso no se ven los milagros?»
Todo aquel que haya sido testigo o vivido estos milagros debería tenerlo presente todos los días de su existencia y narrarlo.
Agradezco a Dios por todas las maravillas que nos suceden, a pesar de las situaciones adversas.
Rav Berl Schtudiner
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