Quizás hoy sepas por que todos los tiranos del mundo odiaron a los judíos, y a partir de hoy quieras investigar mas sobre este tema tan candente.
Pero para ello debemos ingresar al tema que enunciamos en el encabezado del escrito. Lamentablemente muchos Judíos, hoy en día se han vuelto temerosos de aplicar el término "el pueblo elegido", dando todo tipo de disculpas por lo que consideran un "chauvinismo" de sus antepasados.
Sin embargo, cuando la Torá se refiere a que Dios "eligió" a Israel, las implicaciones son muy claras. Los judíos no fueron elegidos para dominar a otros.
Ellos no son herederos de ningún privilegio especial.
Ser "elegidos" significa que fueron seleccionados para cumplir con una labor y llevar una carga especial de derechos y responsabilidades, mientras que para ello no se comprometió a otros.
Echemos un vistazo al pasado histórico, tal como lo relata la Torá.
Adam, el primer hombre -y un gran número de sus descendientes- tenían mucha más noción de Dios que nosotros; conocían sobre ideas tales como monoteísmo, moralidad y ética. Los conocidos "Siete Preceptos para los hijos de Noé" unieron a Dios con el hombre. De todas formas, estos conceptos religiosos fueron transmitidos esporádicamente, en forma indiferente e imperfecta, un individuo santo por aquí y otro por allá, siendo más la excepción que la regla general.
Ciertamente, no hemos percibido ningún tipo de continuidad ni tradición hasta Abraham. Él tuvo la ambición de proclamar, enseñar y difundir la devoción a Dios. Sin embargo, no fue del todo exitoso, pues sólo uno de sus hijos se adhirió a sus enseñanzas. Rab Berl Schtudiner
Abraham no quedó satisfecho con los "Siete Preceptos". Deseaba vivir con la presencia de Dios, no sólo de tiempo en tiempo, sino permanentemente, no únicamente con determinados rituales sagrados, sino en cada hecho que realizaba.
Pasó una generación y luego otra. Grandes números no pudieron ser persuadidos. Se trataba solamente del círculo de la pequeña y unida familia de Abraham y sus descendientes, mientras que el mundo permanecía indiferente y apático como una piedra.
Pero Dios no transigió ante el constante error de la humanidad. No estaba satisfecho con la escasa santidad. El Deseaba ser conocido por el género humano y Eligió un instrumento para llevar a cabo Su obra.
Los descendientes de Abraham, iban a ser los dignos hijos de su progenitor. Una Nación que iba a enseñar a la humanidad sobre el Ser Supremo. Y esa nación debía instruir, primeramente, a través de ser un testimonio vivo del interés de Dios hacia el hombre, ordenando sus ideas en concordancia con Su deseo.
Para esto fue elegido Israel. La "elección" fue mutua. Dios eligió a Israel, pero Israel y específicamente Abraham, también eligió a Dios. Y podríamos decir que el pueblo de Israel cumplió su misión y de todas formas, no la puede evadir.
Sin mirar hacia qué sitio haya errado el judío, o en qué situación se encuentre, su identidad ha persistido. No es su dedicación personal hacia el Judaísmo (¡cosa que lo haría mucho mejor!), sino es toda su existencia, pues instantáneamente recuerda su peculiar status en este mundo. Podremos protestar, podremos rechazar nuestra misión, pero no podemos ni siquiera permitirnos el lujo de desvanecernos. No porque los Judíos no lo hayan intentado nunca, o porque sus enemigos no hayan pretendido lo peor para borrar este símbolo. ¿Es poco atractivo sugerir que el pueblo Judío es la antítesis de un Hitler Stalin, Torquemada o cualquier déspota actual?
Ya que todos estos tiranos sintieron un odio implacable hacia los Judíos pues comprendieron que mientras un sólo yehudí (judío) sobreviva, sus ideas nunca triunfarían.
Esto, nos indica la verdadera naturaleza de la misión encomendada al pueblo Judío, y el propósito para el que fueron elegidos.
¿Acaso hay alguien que puede considerar a esta misión muy trivial como para aceptarla y defenderla con ímpetu?
Rab Berl Schtudiner
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