viernes, 4 de diciembre de 2009

¿Como reconocer a Amalek?




Esav le dijo a Amalek “Cuando veas a los israelitas débiles espiritualmente atácalos”

Mientras estaba en la cárcel en Israel, Muhammad Hassan Abu Tir el segundo candidato del Hamás vio un hecho que le despertó muchísima atención, este personaje que tiene como característica llamativa su inconfundible barba teñida de color naranja brillante que lo hace diferente a los miembros de su comunidad, en su prisión vio como un guardia de la cárcel comía un emparedado con “jametz” en la semana de Pesaj. Le dijo al guardia, acaso no sabes que ahora es Pesaj y los judíos no comen Jametz, el guardia le respondió si se que es Pesaj, pero para mi me da lo mismo y se me antojo comer este emparedado. Abu Tir el barba naranja se quedo pensando y dijo:”Un pueblo que no respeta sus mas elementales tradiciones religiosas, no tiene la fuerza espiritual para defender su causa, por lo tanto esto nos alienta a proseguir la lucha contra Israel”. Esta anécdota fue relatada a sus partidarios de modo público.

Este líder del Hamas tomo fuerzas en la cárcel para su causa, inspirado en la debilidad espiritual de un guardia judío...

Actualmente no hay modo de saber a ciencia cierta quien es descendiente de Amalek, pero un alma judía que esta afinada lo siente en su interior. Es una sensación que muchas veces nosotros hemos sentido es como la sensación al ver a un lobo dispuesto a atacar ferozmente.

A Amalek se lo reconoce también fácilmente por su personalidad, o sea por su modo de proceder, en cuando a Aman fue tan solo uno de sus descendientes y como el Rey Shaúl se apiado del Rey Amalekita y no lo elimino en el momento que debía hacerlo sino después, este tuvo tiempo suficiente de procrear con una mujer y tener descendencia y de allí nace Aman que es uno de los descendientes, hoy están ocultos dentro de las naciones.

También a Amalek se lo conoce por su odio potenciado, además de un insano orgullo y su gran inteligencia para el mal, por lo tanto la Torá es muy explicita y hay una mitzvá que nos dice “Recuerda lo que te hizo Amalek”

Amalek era un nieto de Esav. Su padre fue Elidas, el hijo mayor de Esav, y su madre Timná, la concubina de Elifáz e hija de uno de los príncipes de Seir. Nuestros Sabios dijeron: Timná era hija bastarda de Elifáz, pues éste había poseído a la esposa de Seir y de aquella relación nació Timná.

Cuando creció, procuró casarse con uno de los nietos de Abraham debido al gran renombre que habían adquirido entre las naciones. Se acercó a Yaacob, pero éste la rechazó a causa de su condición ilegítima. Entonces se dirigió a Elifáz su propio padre, quien la tomó como concubina. Así, Amalek fue un bastardo (mamzer) proveniente de una madre bastarda.


Elifáz se crió en casa de Itzjak y fue circuncidado a los ocho días de vida, pues Esav circuncidó a todos sus hijos mientras su padre vivía. Por eso, Elifáz todavía mantenía un cierto grado de decencia. Su hijo Amalek, sin embargo, nació luego de que falleciera Itzjak; por lo tanto no fue circuncidado, y creció bajo el cuidado del malvado Esav, de quien heredó un odio pertinaz hacia Yaacob y sus descendientes.

Esav dijo a Amalek: "Mucho me he esforzado por aniquilar a Yaacob, pero no lo he logrado. ¡Ocúpate de vengarte por mí!"


Amalek le preguntó: “¿Cómo puedo tener esperanzas de prevalecer sobre él?"

Esav contestó: "Haz tuya esta tradición: cuando los veas [a los descendientes de Yaacob] tambalear (o sea, débiles espiritualmente), ¡atácalos!"

Amalek vivió muchos años. Vio a Yaacob y a sus hijos descender a Egipto, y cuando fueron liberados doscientos diez años más tarde, aún seguía vivo. Cuando los vio esclavizados en Egipto, se dijo a sí mismo: "La venganza de mi abuelo Esav se ha cumplido, pues nunca serán liberados de su esclavitud. Y aunque lo sean, yo los estaré aguardando en el camino como un oso depredador, y los aniquilare-".


Los descendientes de Amalek se multiplicaron como espinas en el campo, se convirtieron en un pueblo, y él infundió en sus corazones un odio implacable y mortal hacia el pueblo de Israel. Al ver a los Hijos de Israel saliendo de Egipto, su odio estalló como una llama. Reunió a su pueblo y le tendió una emboscada. Y cuando Israel se encontraba fatigado y exhausto, se abalanzó sobre su gente y la atacó: Y vino Amalek... (Éxodo 17:8).


“Amalek un pueblo que vino para lamer la sangre de Israel.”


El odio profundamente arraigado que guarda Amalek hacia Israel no tiene paralelo con el de ningún otro pueblo antisemita. Mientras el rencor de otras naciones se ve ocasionalmente apaciguado, la aversión de Amalek es implacable y constantemente planea nuestra destrucción. Los demás enemigos del pueblo judío son sobornados y se aplacan, pero Amalek no se deja apaciguar con ningún recurso.


Las otras naciones que procuraban destruir al pueblo de Israel, al ver abatirse sobre ellas el castigo de la mano de Dios, de inmediato Sintieron miedo y se rindieron. Amalek, en cambio, nunca desistió ni se mostró vacilante. Pese a ser testigo de las maravillas y los milagros de Dios, y presenciar su venganza contra los enemigos de Su pueblo, y a sabiendas de que sería castigado de atacar a Israel, no se vio disuadido de su propósito. Toda su esencia es el odio al pueblo de Israel, un odio que es puesto de manifiesto aunque no obtenga beneficio alguno a cambio, un odio sin motivo ni razón. Es un odio por el odio mismo; un odio que nunca cesa.



Cuando el sol de nuestro Patriarca Abraham comenzó a brillar sobre el mundo y rodos los pueblos de la tierra vieron que el Nombre de Dios estaba sobre él, comprendieron que sería la fuente de sus bendiciones y lo consideraron "un príncipe de Dios" entre ellos convirtiéndose en "padre de una multitud de naciones"; Abraham – Av hamón Goim. La grandeza de Abraham radicaba en haber rechazado la idolatría v tornarse servidor de Dios únicamente. A sus hijos y familia enseñó a comportarse de acuerdo a los mandatos de Dios y a actuar con rectitud y justicia.


Ishmael, su hijo mayor, se rehusó a seguir los pasos de su padre, y nunca pretendió ser su sucesor, dejando a su hermano, Itzjak, el legado espiritual de Abraham.

Itzjak tuvo a Esav, quien cometió toda clase de aberraciones, incluyendo el robo, el homicidio y el libertinaje moral. No obstante, quería heredar ambos mundos. Cuando Dios ordenó que las bendiciones correspondieran sólo a Yaacob pues su vida era pura y todas sus acciones reflejaban su santidad y su amor hacia el prójimo, Esav comprendió que sus designios no se verían cumplidos, que tanto la primogenitura como las bendiciones habían sido concedidas a Yaacob.


Humillado, se marchó a la tierra de Seir, pero nunca abandonó la esperanza de convertirse en heredero de su padre. Por el contrario, se nutrió de un odio eterno hacia su hermano, un odio basado en los celos, y jamás dejó de pensar que la herencia de Itzjak algún día sería finalmente suya, mediante el engaño y no por derecho propio.

Esav comprendió que no lograría destruir a Yaacob, pues El Guardián de Israel no dormita ni duerme (Salmos 121:4); por lo tanto, ordenó a sus hijos que se hicieran cargo de su venganza. Algunos de ellos abandonaron la esperanza de lograrlo, ya que se decían a sí mismos: "Nunca lograremos prevalecer sobre quien es protegido por el Rey del Universo. Nuestros propios bienes nos bastan y no abrigamos deseos de recibir el legado de Abraham e Itzjak, ni sus obligaciones, ni sus derechos". Así, se apartaron del camino de Abraham e Itzjak, eligiendo vidas marcadas por una perversión incesante.

Entonces surgió un miembro vil de la familia de Esav: Amalek, un descendiente de origen despreciable, hijo bastardo y perverso, ruin y degenerado, pérfido y depravado, quien se acercó a su abuelo y le dijo: "No temo a Dios. No me avergüenza tu conducta ni la mía. No honraré los actos de los justos; aborrezco a ellos y a sus acciones. ¡Mías son la grandeza y la fortaleza! Libraré una guerra contra los hijos de tu hermano, quienes han heredado la grandeza que te pertenece. Lucharé contra ellos de frente y tendiéndoles emboscadas. Daré muerte a los rezagados y masacraré a sus más grandes figuras, hasta destruirlos a todos por completo".


Mientras aún quedaba un vestigio de decencia en Esav y en sus hijos, adquirida en la casa de Yaacob e Itzjak, no deseaban destruir la bondad y el esplendor que había en el mundo. Pero cuando nació este hijo, la encarnación misma del mal, sin nada de la fuente de la pureza, encontramos que: Y vino Amalek y luchó contra el pueblo de Israel... (Éxodo 17:8).

Por eso, en el Futuro Venidero, todas las naciones del mundo que transitaron la senda del mal abandonarán sus conductas perversas y buscarán protección bajo las alas de la Divina Presencia (Shejiná); pero Amalek, carente de vestigio de decencia alguna, en quien todas sus acciones están encaminadas hacia el mal, su fin será la desaparición:

Porque alzó la mano contra el trono de Dios, habrá guerra del Eterno contra Amalek de generación en generación (Éxodo 17:16).

“Amalek solo crece cuando el pueblo judío decae espiritualmente”

Rav Berl Schtudiner

1 comentario:

  1. Exceltente comentario sobre Amalek, lo que nos lleva a reflexionar cada día, sobre mantener nuestra conducta al respecto a nuestras tradiciones, de nuestra Torah, y elevar nuestra nivel espiritual cada día, y mantener el recuerdo de Amalek para no decaer sino luchar cada hasta que este sea eliminado. Seguir adelante, es el recuerdo de ese Amalek, adelante hasta tener el nivel espiritual que debemos siempre conservar cada día.

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