El estaba trabajando para el judío más rico de aquella época Ben Kalba Sabua, y encima tuvo la osadía de enamorarse, justamente de la hija de este hombre. Este hombre desde luego pretendía un buen partido para la hija. Por que Akivá era un descendiente de dos conversos, que no sabia ni leer ni escribir y solo era un pastor de ganado.
Pero veamos lo que es una buena mujer judía. - Akivá fue sincero con la hija de este hombre, le expreso sus más nobles y bien intencionados sentimientos, quería casarse con ella. Sin embargo para nuestra sorpresa ella no le dijo no.
El padre pretendía para ella quizás un hombre más rico, o más sabio y es lo lógico dado que un esposo no puede proporcionarle a una mujer menos de lo que suele proveerle el padre. Ella no le dijo no... Pero le dijo tienes que ir a estudiar Torá y convertirte en un Talmid Jajám es decir en un estudiante de sabio.
Él le dijo déjame pensarlo y se fue algo trastornado hasta una cueva cercana para meditar... por que realmente no sabia siquiera una sola letra entre lagrimas y sufrimientos por que así es el amor. Fue varias veces a la cueva durante un año y noto algo interesante... que caían gotas de agua en una piedra al cabo de cierto tiempo la piedra por causa de las gotas de agua hicieron un orificio y Akivá comprendió el mensaje.
Que él podía hacer lo mismo con su tremenda ignorancia... es decir insistiendo como lo hizo la gota de agua así que le expreso a la hija de este hombre acaudalado que si ella aceptaba el matrimonio...
¡El iría a estudiar Torá no importa el tiempo que llevará!
El afamado Rabí Akivá comenzó a estudiar a los 40 en un Talmud Torá es decir en una escuela para niños se sentó el primer día con los niños que recién comenzaban con las primeras letras los niños se reían de el por que sabían mas... - En cierto momento salió de la clase afuera algo furioso el maestro de niños salió detrás de el y le habló.
Y le dijo... mira si tu sales por las calles con dos zapatos distintos... todo el mundo mirara que esos zapatos no concuerdan el uno con el otro un día se reirán de ti al otro día harán algunos gestos pero el tercero o cuarto día, nadie prestara atención a eso... por que se acostumbraran.
Así que si soportas los primeros días... ya te verán como parte de todo esto y así hizo Akivá el ya estaba casado con la hija del hombre más rico, pero el hombre más rico por causa de ello... le dio vuelta la cara a la hija y aunque ellos estaban en la pobreza no los ayudó, por que no era una buena pareja según el concepto del padre ella no consideró eso e igual siguió con Akivá.
En cierto momento Akivá debía entrar a una Yeshivá lejana y debía salir y dejar a la esposa con los hijos sola, tenia para mantenerse la mujer algunos animales de granja suficientes para la manutención básica.
Ella cariñosamente y con una sonrisa llena de lagrimas bendijo a Akivá y le dijo quiero que te conviertas en un Talmid Jajám. - Luego de doce años el no solo fue un gran Talmid Jajám sino el más grande y tenia 12000 alumnos, volvió a la casa con buenas vestimentas y seguido de alumnos cuando llego a las inmediaciones pidió a los jóvenes que guardaran el secreto y volvió a la casa por la parte de atrás para dar a su esposa una sorpresa.
Precisamente al llegar allí, Rabí Akivá oye una señora... que le decía a la esposa que no era posible que un marido dejara 12 años a la mujer para estudiar Torá y ella le respondió a la mujer si es necesario que estudie otros 12 años estaré feliz que siga estudiando allí y no venga aquí… Al escuchar esto Rabí Akivá... supuso que el deseo de su esposa era que estuviese estudiando otros doce años más.
Así que salió del lugar y se fue a su propia Academia Rabínica a estudiar doce años más hasta convertirse en la mayor autoridad halájica de todo Eretz Israel.
Él le había dejado algunos elementos necesarios y algo de ganado para la manutención de su mujer pero era algo muy humilde.
Al retornar Rabí Akivá la población lo recibió como un rey el suegro se entero quien era el afamado Rabino y fue a recibirlo y admitió su error ante Akivá, y le dio grandes honores.
En ese momento cuando la esposa de Akivá se acerco a su marido vestía como mujer pobre, ropa limpia pero andrajosa, los alumnos de Rabí Akivá hicieron un vallado para que esta mujer no se acercara al Rabí, por que de hecho no la conocían como la esposa del Rabí.
El Rabí Akivá se levanto y les dio la orden que la dejaran pasar y dijo...
¡Esta Mujer tiene la mitad o más de todos mis honores y conocimientos! - ¡Gracias a ella yo soy lo que soy! - Y de allí salió un hermoso dicho: Rabí Akivá le dijo a su esposa veinticuatro años antes “Si pudiera te regalaría una Jerusalén de Oro” y ciertamente le regalo el oro de la Torá y en Jerusalén.
Todo lo que sabemos y entendemos de Cábala, Talmud, Zohar y muchas otras cosas son por causa de Rabí Akivá.
La mayoría de las leyes talmúdicas son explicadas como nos enseño Rabí Akivá pero el honor desde luego pertenece a esa gran mujer, ella con su bondad convirtió a un hijo de conversos y a un ignorante en el mayor de los Sabios de Israel.
Ella con su bendita paciencia dio una luz a este hombre de campo y este hombre nos dio mucha luz a todos nosotros hasta el día de hoy.
De allí aprendemos cuan importante es una buena esposa y una buena madre.
Siendo hoy vísperas de Purim del año 5769 escribí este relato en honor a todas las mujeres judías y en especial a mujeres que como el ejemplo de Raquel la esposa de Rabí Akivá o la reina Ester salvaron con sus meritorias acciones al pueblo judío.
Rab Berl Schtudiner
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